“Nos da mucha tristeza porque Mérida siempre ha sido la Ciudad de las Nieves Eternas”.
Son palabras de Luis Daniel Llambi, un investigador de la Universidad de los Andes (Mérida, Venezuela) quien lleva años estudiando el glaciar Humboldt, ubicado en la cordillera de Mérida, una cadena montañosa en el suroeste de Venezuela que forma parte de los Andes.
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El ecólogo venezolano responde así a una noticia que ha entristecido a la comunidad científica venezolana y a la población en general.
A principios de mayo, la Iniciativa Internacional sobre el Clima Criosférico (ICCI), una organización que monitorea las zonas heladas y nevadas del planeta, aseguró en la red X (antes conocida como Twitter) que el último glaciar venezolano, conocido como Humboldt o La Corona, se había vuelto “demasiado pequeño para ser clasificado como glaciar”.
“Esto convierte a Venezuela en el primer país de la cordillera de los Andes en perder todos sus glaciares”, afirma la publicación.
Pese a ubicarse en pleno trópico, Venezuela tenía a principios del siglo pasado al menos cinco glaciares, gracias a la altura de sus montañas andinas que se elevan a hasta 5.007 metros sobre el nivel del mar.
Los primeros registros glaciares de la Sierra Nevada datan del año 1910, cuando el ingeniero y naturalista venezolano Alfredo Jahn mapeó la zona e indicó que los glaciares cubrían un área de al menos 10 kilómetros cuadrados.
Estaban repartidos en los picos Bolívar, Bonpland, La Concha, Espejo y Humboldt.
Los últimos glaciares en desaparecer antes del de Humboldt fueron el de La Concha en 1990 y el del pico Bolívar en 2017.
Actualmente en la cima del Humboldt “sólo queda un parche de hielo” que no cuenta con la dinámica propia de un glaciar, según Llambi.
El hielo en el Humboldt ha venido en retroceso desde los años 70, pero su derretimiento se ha acelerado de manera dramática desde 2016.
De los 10 kilómetros de superficie glaciar que cubrían los Andes venezolanos en 1910, actualmente quedan menos del 1%.
Llambi y su equipo realizaron varias expediciones en la Sierra Nevada de Mérida en 2019 y constataron que en ese entonces el glaciar medía alrededor de cuatro hectáreas.
“En la última visita que hicimos en diciembre de 2023, quedaban menos de dos hectáreas. Eso quiere decir que entre 2019 y 2023, el glaciar perdió el 50% de su superficie”, le dice Llambi a BBC Mundo.
“Es muy triste. En esa última visita, ni siquiera estábamos seguros de que volveríamos a ver nieve en el pico, por lo que nos alegró ver que quedaba algo”.
Aunque no existe una medida global que determine el tamaño mínimo que debe tener una masa de hielo para ser considerada como un glaciar, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) afirma que un tamaño ampliamente aceptado es de “alrededor de 10 hectáreas”.
“El hielo en el glaciar Humboldt está próximo a desaparecer por completo y debido a su tamaño actual algunos se preguntan si aún sigue siendo un glaciar o no”, le dice a BBC Mundo Jorge Luis Ceballos, glaciólogo del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) de Colombia y experto en los glaciares de la cordillera de los Andes.
“Técnicamente, de acuerdo a glaciología, ya no es un glaciar. Para ser considerado como tal, necesita un tamaño mínimo, tener movimiento y una alimentación de nieve, características que el Humboldt ya no tiene”, prosigue Ceballos, quien se destaca dentro de la comunidad científica colombiana por ser el único glaciólogo del país.
“Pero se trata de una definición que cada nación puede adaptar o elegir no estar de acuerdo”, explica, antes de añadir que países como Argentina y Chile contabilizan sus glaciares como aquellas masas de hielo mayores a una hectárea.
“Sacan de la lista a aquellos que miden menos de una hectárea. Pero para mí y para muchos otros, incluso aquellos pedazos de hielo menores a una hectárea siguen siendo glaciares debido a que ese hielo tiene un gran valor científico, cultural, ambiental, paisajístico y hasta espiritual para algunas comunidades andinas”.
Ceballos afirma que, como encargado en Colombia de calcular las áreas glaciares, él mide cada pedacito: “Todos son importantes”.
“Para mí, el glaciar La Corona sigue siendo un glaciar. Hasta el último metro cuadrado seguirá siendo un glaciar”.
El glaciólogo cree que el asunto no debería ser si es o no glaciar, sino llamar la atención y darse cuenta de que se trata del “último relicto de hielo en Venezuela” y que en efecto está desapareciendo debido al aumento de las temperaturas.
Un clima frío y nevado a gran altura es esencial para que existan glaciares en los trópicos.
La mayoría de los glaciares tropicales de la Tierra se encuentran en los Andes de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
Los científicos, que durante mucho tiempo predijeron la desaparición del Humboldt, estiman que el aumento de las temperaturas también dejará a Colombia y Ecuador sin glaciares para 2050.
“La desaparición del último glaciar de Venezuela es un espejo de lo que pasará en Colombia y Ecuador”, coincide el experto venezolano Luis Daniel Llambi.
Gran parte de la comunidad científica global sostiene que la criósfera terrestre -las partes de la Tierra donde el agua se encuentra en estado sólido-, ha estado reduciéndose desde los años 80.
Los glaciares del norte de los Andes, conocidos como “glaciares ecuatoriales”, han sido de los más sensibles al cambio climático debido a su ubicación tropical.
En la actualidad, Colombia alberga seis glaciares que cubren 33 kilómetros cuadrados, de acuerdo al IDEAM.
El volcán nevado Santa Isabel, ubicado en el eje cafetero, es el más pequeño del grupo con alrededor de 20 hectáreas actualmente.
“Nosotros en el IDEAM estimamos que este glaciar va a extinguirse en los próximos 5 o 7 años”, señala el glaciólogo Jorge Luis Ceballos.
A nivel latinoamericano, los científicos estiman que México será el próximo país en quedarse sin glaciares.
En el país solo quedan cinco glaciares repartidos en el volcán inactivo Iztaccíhuatl y el Pico de Orizaba. Entre todos cubren menos de un kilómetro cuadrado de hielo.
Según el Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana y la Universidad de Texas en San Antonio, el glaciar Jamapa, el más grande del país, perdió 60% de su superficie entre 1950 y 2011.
Expertos aseguran que se extinguirá por completo para 2030 y que para 2050 México habrá perdido todos sus glaciares.
Al sur del continente, la pérdida de glaciares continuará avanzando de norte a sur, de acuerdo a Ceballos.
“Primero Venezuela. Creo que al glaciar Humboldt le quedan meses para que se extinga por completo”, estima.
Luego le seguirán Colombia y Ecuador, según el experto.
“Aparte del Santa Isabel en Colombia, el Carihuayrazo en Ecuador también está a punto de extinguirse, y lo mismo podemos ver en varios glaciares en Bolivia”, añade.
Pero más allá de los Andes y América Latina, la desaparición de los glaciares se ha convertido en un problema global.
El glaciólogo Jorge Luis Ceballos asegura que en el mundo los próximos países en quedarse sin glaciares serán Indonesia y Eslovenia.
Los glaciólogos James Kirkham y Miriam Jackson le dijeron a la BBC que las últimas proyecciones muestran que el mundo perderá entre el 20 y el 80% de sus glaciares para 2100, con una variación regional significativa, y que el porcentaje dependerá de si se reducen o no las emisiones de CO2.
Añadieron que aunque “una parte de esta pérdida ya está asegurada”, una rápida reducción de las emisiones de CO2 podría salvar otros depósitos glaciares, “lo que tendrá enormes beneficios para los medios de vida y la seguridad energética, hídrica y alimentaria”.
Mark Maslin, profesor de ciencias del sistema terrestre en el University College de Londres, apunta que la pérdida de glaciares más grandes representa un gran problema para muchas comunidades cuyo suministro de agua dulce depende de esas grandes masas de hielo, especialmente durante los periodos de sequía.
Desde Mérida, Llambi afirma que independientemente de si el Humboldt aún se considera como un glaciar o no, “es una masa de hielo” que tiene un “importantísimo” significado cultural y científico para su comunidad y por ello muchos se niegan a declararlo extinto hasta que no desaparezca por completo.
“Pero eso va a pasar muy pronto”, admite, y añade que al final el cambio climático acabará con la nieve en Mérida, una pequeña urbe andina que por mucho tiempo fue conocida como la Ciudad de las Nieves Eternas.
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