Al cumplirse un mes del terremoto que sacudió la Ciudad de México, quienes perdieron su hogar se refugian en hoteles o en albergues temporales. Pero no solo su situación ha llamado la atención de todos, también están los viejos damnificados, los del sismo de 1985 que dejó cerca de 10,000 muertos.
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Ellos aún esperan la respuesta del gobierno, que los colocó desde entonces en 260 alojamientos temporales. Los espacios miden seis por tres metros, están hechos con láminas y ahora dan techo a familias de hasta cuatro generaciones.Edith Sánchez es residente del albergue tras el terremoto de 1985 y dice que es momento de cambiar esta situación. “Nuestras viviendas prácticamente fueron destruidas. Entonces era por un tiempo, nada más, pero ese tiempo se ha alargado y no ha llegado el fin de que se acabe”, mencionó.Para Alfredo Villegas, menciona que resulta incómodo vivir en estos albergues por tanto tiempo. “El problema se da cuando vas creciendo y conforme vas avanzando, vas perdiendo todo aquello que tenías dentro de un hogar, porque ahora una lámina solamente divide a dos viviendas”, explicó. Afirman que el gobierno no les permite contratar luz ni agua y hay enfermedades constantes. Las láminas se enfrían en invierno y se vuelven hornos en el verano. Quienes llegaron aquí de niños, desean una suerte distinta a quienes cumplen 30 días sin techo.
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