Este lunes se cumple el plazo de 45 días que acordaron los gobiernos de Estados Unidos y México para que el país latinoamericano reduzca la cantidad de migrantes irregulares que viajan hacia el norte.
Un lapso que el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard calificó como “oro molido”, porque alejó la amenaza del presidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas.
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Sin embargo, para cumplirlo el presidente Andrés Manuel López Obrador adoptó una controvertida estrategia: estableció un inédito despliegue en las fronteras norte y sur de 6.500 elementos de la recién estrenada Guardia Nacional, conformada principalmente por policías militares.
Oficialmente el despliegue fue en apoyo al Instituto Nacional de Migración (INM), para detener migrantes en carreteras y hoteles en los estados con mayor flujo migratorio, es decir, Chiapas y Tabasco.
A pesar de las críticas la estrategia parece dar resultados.
Funcionarios del gobierno mexicano aseguran que se logró reducir el número de personas sin documentos migratorios que cruzan la frontera sur.
“El balance ya es muy positivo, se disminuyó la entrada de migrantes a Estados Unidos de forma importante” dijo la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero a medios locales.
“Estamos pensando que de los 144.000 que llegaron el mes pasado, en este mes creo que llegaremos a poco menos de 100.000 o sea, prácticamente el 44% menos”.
Más refugiados
La estadística empieza a notarse en las fronteras de México. En el norte organizaciones civiles dicen que en las últimas semanas bajó el número de centroamericanos que llegan a la zona.
Y al mismo tiempo en el sur, especialmente la región entre Guatemala y Chiapas, México, aumentó el número de peticiones de asilo.
En la oficina local de la Comisión Mexicana de Atención a Refugiados (Comar), entre enero y junio se han recibido 19.793 de las 31.355 solicitudes de refugio tramitadas en todo el país.
El INM no informa cuántas personas tramitan algún documento migratorio porque “muchos están en dos o más proceso a la vez”, dice una portavoz del Instituto a BBC Mundo.
Pero según datos de la Comar todavía están pendientes de atender casi 17.000 peticiones más. Según el responsable de la Comisión, Gerardo García Benavente, en todo 2018 se recibieron 28.000 solicitudes de asilo.
Activistas que trabajan en la frontera sur de México y en Guatemala, aseguran a BBC Mundo que, en las últimas semanas, son menos los migrantes que intentan cruzar a México, porque tienen miedo de enfrentarse a la Guardia Nacional.
La estrategia se nota especialmente en quienes cruzan la frontera sur y se quedan virtualmente varados en la región.
“No puedo volver a mi país porque o muero de hambre o me matan las maras” dice a BBC Mundo Juan Carlos, migrante salvadoreño que espera en un albergue en Tecún Uman, una ciudad fronteriza de Guatemala.
“Pero ahora tampoco puedo seguir hacia México, porque ahí están vigilando más y devolviéndonos a nuestro país a la muerte segura, sin darnos oportunidad”.
No está claro si la reducción en el número de migrantes se debe por completo a la estrategia del gobierno mexicano, advierten especialistas.
Datos de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación revelan que en el verano, sobre todo los meses de junio y julio, es común que disminuya la cantidad de personas que intentan llegar a Estados Unidos.
Una de las razones es el intenso calor en la frontera norte que en las regiones desérticas de Sonora, por donde cruzan muchos migrantes, alcanza temperaturas superiores a 45 grados Celsius.
“Jaula migratoria”
El uso de la militarizada Guardia Nacional en la contención de migrantes ha sido duramente cuestionada dentro y fuera del país.
Esta semana, por ejemplo, el Parlamento Europeo señaló que existe una gran preocupación por los cambios de México en política migratoria.
“Consideramos que el Ejército no es el instrumento correcto para lidiar con cuestiones migratorias”, señaló en un pronunciamiento.
“La situación en la frontera debe ser manejada por policía especializada que haya sido entrenada para respetar los derechos humanos y la dignidad de los migrantes”.
Sin embargo, algunos creen que México no tenía muchas alternativas. “Entiendo que el gobierno mexicano tenía que llegar a esta situación” le dice a BBC Mundo el exministro de Relaciones Exteriores de Guatemala Gabriel Orellana Rojas.
“Se vio obligado por su cercanía no solo geográfica sino económica con los Estados Unidos, y pues aquí sí que literalmente vino a ser el jamón del sándwich”.
En eso coincide César Castillo, director del Observatorio de Migraciones Internacionales en Honduras.
La salida de cientos de miles de personas de Centroamérica y la respuesta de Trump dejaron a México virtualmente atrapado en una especie de sándwich migratorio.
“Por un lado tiene que lidiar con el tema de los migrantes y el respeto a sus derechos humanos, pero también tiene presiones fuertes de Estados Unidos para detener la migración”, dice a BBC Mundo.
“Desde el momento que se amenaza con aranceles si no se detiene el flujo desde Centroamérica a México se ve en la obligación de plantearse otras alternativas. No hay muchas soluciones”.
Otros como el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, son más críticos. “México está en una jaula migratoria”, dijo a periodistas locales.
Muñoz Ledo es diputado por el gobernante Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fundado por el presidente López Obrador.
“No se vale pagar aranceles con migrantes, es decir, carne humana por una medida económica”, insistió. “Nos apretaron una cosa para que cediéramos la otra”.
“Nos tienen atrapados”
BBC Mundo preguntó al canciller Marcelo Ebrard si convertirse en una especie de “sándwich migratorio” era la única opción para México.
“La mejor respuesta a las políticas contra los migrantes es reducir la migración forzada por la pobreza”, respondió.
Es parte de la estrategia que promovió México para desarrollar Honduras, Guatemala y El Salvador, llamada Plan de desarrollo integral del sur de México y Centroamérica, insiste.
El plan incluye el programa Sembrando Vida en El Salvador, con el cual se plantan árboles frutales y de maderas preciosas. El objetivo es ofrecer empleo a 20.000 personas.
Mientras, en los primeros 45 días del acuerdo migratorio con Estados Unidos el mayor impacto de la estrategia se nota en su frontera sur.
Organizaciones civiles dicen que si bien bajó la cantidad de personas que intentan cruzar, todavía permanecen miles en territorio mexicano a la espera de algún documento migratorio para quedarse en el país o seguir su camino.
Otros también se quedan en la zona por el temor a los puntos de revisión migratoria de la Guardia Nacional. La desesperación se nota.
“Las autoridades en México nos tienen atrapados, incumplen los plazos en que nos tienen que dar nuestros papeles” le dice a BBC Mundo Rosa, una mujer hondureña con un embarazo de siete meses que acompañada de dos hijos menores ha permanecido 45 días durmiendo en las calles de Tapachula.
En los hechos, dicen activistas como Luis García Villagrán director del Centro de Dignificación Humana, el muro que Donald Trump quiere construir en la frontera sur de su país se cambió de lugar.
Ahora empieza en el Suchiate, el río que sirve de frontera natural entre Guatemala y México, y el costo lo paga de alguna manera el gobierno de México.
“El muro aquí es la militarización de la frontera y una serie de trámites burocráticos exagerados, y que no permite a los migrantes avanzar” dice a BBC Mundo.
“Ellos también son rehenes, detenidos por México, que a su vez es obligado por Trump”.
Los ganadores
En la declaración conjunta sobre el pacto migratorio se establece que si en 45 días no se reduce el número de migrantes que crucen a Estados Unidos, habría una nueva negociación.
Y también se reactiva la posibilidad de aplicar aranceles a las exportaciones mexicanas, un escenario que ahora no está presente asegura el canciller Ebrard.
“Nosotros hemos cumplido todos los compromisos que quedamos, incluido el punto 4 de la declaración que es el respaldo al plan de desarrollo integral”, dijo al reunirse con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
“Más bien yo les voy a preguntar a ellos el cumplimiento de sus compromisos. Nosotros hemos cumplido, no veo problema”.
Por lo pronto, en la víspera de cumplirse el plazo de 45 días del acuerdo el presidente Trump publicó en su cuenta de Twitter: “México lo está haciendo bien en la frontera, pero China nos ha decepcionado”.
No está claro si el mensaje es un respaldo a la estrategia migratoria de López Obrador, pero sí demuestra que ambos gobiernos parecen entenderse políticamente.
“Por encima, de cara a los medios, hay una gran parafernalia mediática encabezadas con los gritos y amenazas de Trump” le dice a BBC Mundo Juan Carlos Barrón, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), de la UNAM.
“Pero por abajo, los dos gobiernos están sacando ventaja. Trump, quedando bien con sus electores, el gobierno mexicano, a pesar de las amenazas de los aranceles, se ha beneficiado de la guerra económica entre China y Estados Unidos y de ser el país que administre la ayuda para Centroamérica”, asegura.