La Cámara de Senadores de México aprobó este martes una modificación al Código Penal Federal y la Ley General de Salud con la que prohibirá y sancionará las denominadas terapias de conversión sexual en el país.
La reforma propone suspender por entre 1 y 3 años a los profesionales que las apliquen y penará con entre 2 a 6 años de cárcel a quien realice, imparta, aplique, obligue o financie cualquier tipo de tratamiento, terapia, servicio o práctica que obstaculice, restrinja, impida, menoscabe, anule o suprima la orientación sexual, identidad o expresión de género de una persona, detalló el Senado a través de un comunicado.
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Mientras que si estas polémicas terapias son aplicadas a menores de edad, adultos mayores o personas que tengan algún tipo de discapacidad, la pena se duplicará.
Tras su aprobación en el Senado, el proyecto de decreto deberá pasar por la Cámara de Diputados para que entre en vigencia, detalló la agencia EFE.
Pero, ¿qué son las terapias de conversión sexual?
MÁS TORTURA QUE TERAPIA
Entre el siglo XIX y mediados del siglo XX se establecieron diferentes procesos para revertir la homosexualidad, considerar como una enfermedad por la comunidad científica de la época.
Entre ellos se listaban tratamientos quirúrgicos, como la lobotomía o la ablación; hormonales, con estimulantes y depresivos; y otras tantas, entre las que destacaban prácticas como terapias de electrochoque, hipnosis o la denominada terapia de aversión, en la que se condiciona al paciente relacionando un estímulo con alguna forma de dolor o sensación desagradable.
Los efectos negativos sobre la salud de los pacientes provocaron que la mayoría de estas terapias sean prohibidas con el paso del tiempo. Sin embargo, algunas prácticas lograron prevalecer.
Entre 1939 y 1969, la terapia de conversión gozó de especial popularidad entre la comunidad psiquiátrica, respaldada incluso por la Asociación Psiquiátrica Estadounidense (APA, por sus siglas en inglés) que desde 1952 hasta 1973 consideró a la homosexualidad como un trastorno mental.
Un informe presentado en el 2020 ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, señala que las terapias de conversión “tienen como objetivo transformar a una persona no heterosexual en una persona heterosexual, y a una persona trans o de género diverso en una persona cisgénero (una persona cuya identidad de género corresponde a su sexo registrado)”.
Con la modificación en la clasificación de la homosexualidad por parte de la APA, diferentes técnicas aplicadas durante las terapias de conversión fueron prohibidas. Algunos ejemplos son las prácticas de electrochoque que se aplicaban sobre los pacientes.
Pero, en su lugar, se mantuvieron otros procedimientos como la privación de la libertad, torturas, aplicación de medicamentos o sesiones en las que el paciente escuchaba el rechazo de sus familiares. En otros casos, registrados principalmente dentro de grupos vinculados a organizaciones religiosas, los pacientes son hostigados con mensajes que relacionan a la homosexualidad con el pecado, la degeneración o el vicio.
En México, las terapias de conversión también reciben el nombre de Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual o Identidad de Género (ECOSIG). Los grupos más activos que ofrecen este tipo de servicios son Courage Latino, Venser o Valora, según un artículo de Infobae.
“Te trataban como a un criminal. Desde que entrabas te revisaban tu maleta, te tiraban todas las cosas al suelo, las tenías que juntar. Entraban en tu cuarto a medianoche para revisar lo que estabas haciendo. Te levantaban a cierta hora de la madrugada para que fueras a hacer alguna actividad que decidían que tenías que hacer. Limitaban tu comida y tu bebida... Y yo pensaba, ‘pero bueno, ¿qué hice? ¿por qué me están tratando así?”, narró al portal argentino Luis, un joven de 30 años que había pasado por un retiro de ECOSIG en Guadalajara antes de cumplir la mayoría de edad.
El testimonio del joven detalla que dicho retiro duró tres días durante los que tuvieron que seguir los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos, una práctica recurrente en los grupos que ofrecen ECOSIG y que aún consideran a la homosexualidad como una enfermedad o adicción que debe ser curada.
SITUACIÓN GLOBAL
Datos recogidos hasta febrero de este año por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU alertan de que las terapias de conversión se aplican actualmente en al menos 68 países, siendo América Latina, el Caribe, Asia y África los continentes donde se produce con “bastante frecuencia” o “mucha frecuencia”.
El informe advierte, sin embargo, que la práctica se registra en diferentes medidas en todos los continentes y regiones del planeta.
En Estados Unidos, por ejemplo, unas 700 mil personas han pasado por estas terapias en algún momento de sus vidas, según la ONU.
Las terapias de conversión causan profundos traumas físicos y psicológicos a las personas que las sufren, advierten los expertos de Naciones Unidas, quienes ponen a estas terapias al mismo nivel que las torturas u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Víctor Madrigal-Borloz, experto independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género, señala dentro del informe de la ONU que este tipo de terapias van de la mano con una intención de criminalizar a las poblaciones no heterosexuales.
Actualmente, 69 estados de todo el mundo poseen leyes que sancionan las relaciones homosexuales consentidas entre adultos. “Esta criminalización tiene consecuencias cuantificables en términos de salud pública y acceso a la educación”, señala Madrigal-Borloz, quien refiere que unas 200 millones de personas (un tercio de la población mundial) viven actualmente en contextos discriminatorios por su identidad sexual.
Pese a los diferentes informes sobre los efectos que pueden tener este tipo de terapias, apenas un puñado de naciones han decidido penalizarlas o prohibirlas dentro de su territorio. La ONU destaca los casos de Ecuador y Malta, donde las terapias de conversión son consideradas delitos; y menciona medidas adoptadas por España, Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania o Albania, donde estas terapias han sido prohibidas.
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