El partido del primer ministro Benjamin Netanyahu reivindicó este martes por la noche una “inmensa victoria para la derecha” en las elecciones legislativas, las cuartas en casi dos años en Israel, pero por el momento carece de escaños suficientes para formar gobierno.
El Likud de Netanyahu lidera los comicios según los sondeos a boca de urna, pero a él y a sus aliados les faltan algunos votos para obtener la mayoría de los escaños, lo que hace que todas las miradas se centren en Naftali Bennett, el líder de la derecha radical que aún no ha dicho si se unirá al bando de Netanyahu.
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“¡Ciudadanos de Israel, gracias! Habéis dado una inmensa victoria a la derecha y al Likud bajo mi dirección. (...) Es evidente que una abrumadora mayoría de ciudadanos israelíes son de derecha y quieren un gobierno de derecha, fuerte y estable”, reaccionó Netanyahu, quien dice que habló con Bennett y “tiende la mano a todos los elegidos que creen en nuestros principios, sin excluir a nadie”.
Según las encuestas a boca de urna, el Likud obtuvo entre 31 y 33 escaños de los 120 de la Knesset (Parlamento), muy por delante del partido Yesh Atid (“Hay un futuro”) del centrista Yair Lapid, que conseguiría entre 16 y 18.
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“Curar las heridas”
Para alcanzar la mayoría de 61 diputados y formar gobierno, Netanyahu espera de hecho aliarse con la derecha religiosa pero también, por primera vez, con la extrema derecha.
Lapid, en tanto, cuenta con un acuerdo con partidos de izquierda y de centro, pero también con una parte de la derecha decepcionada con el primer ministro.
Según las proyecciones, el “bloque de Netanyahu” tendrá entre 51 y 56 diputados, frente a entre 48 y 52 del bloque que lideraría Lapid debido a los buenos resultados de sus aliados de izquierda.
Por eso son tan importantes para Netanyahu los 6 a 8 escaños que se atribuyen a Bennett.
“Entendemos que el peso de la responsabilidad recae sobre nuestros hombros (...) Este poder que me habéis dado, lo utilizaré siguiendo un único principio: lo que es bueno para Israel, lo que es bueno para los ciudadanos de Israel”, reaccionó Bennett por la noche.
“Ha llegado la hora de curar las heridas, de superar las divisiones”, añadió, sin aclarar si tiene la intención de integrar una coalición pro o anti-Netanyahu, o incluso si piensa reunir en torno a él una nueva coalición que sirva de alternativa a los dos grandes bandos.
Negociaciones
Este cuarto episodio de una saga electoral parece un referéndum sobre Netanyahu, juzgado por “corrupción” y al mismo tiempo artífice de una intensa campaña de vacunación contra el coronavirus.
Después de tres elecciones muy reñidas, los analistas contaban con un cierto “cansancio electoral”. No se equivocaron: la comisión electoral anunció una tasa de participación del 67,2%, 4,3 puntos por debajo de la de los comicios de marzo de 2020.
El viernes se conocerán los resultados completos de la votación.
Después se celebrarán las fiestas de Pésaj, la Pascua judía, y más adelante el presidente Reuven Rivlin pedirá a los nuevos diputados que elijan un candidato que pueda reunir una mayoría de escaños para dirigir el próximo gobierno.
Campaña de vacunación
La baza de Netanyahu para su campaña electoral fue el acuerdo alcanzado con el gigante farmacéutico Pfizer que permitió a Israel obtener rápidamente, desde finales de diciembre, millones de dosis de la vacuna contra el covid-19 a cambio de datos biomédicos sobre sus efectos.
El país ha realizado en las últimas semanas una de las campañas de vacunación más intensas del mundo, administrando las dos dosis necesarias a casi el 50% de la población, es decir más de dos tercios de los votantes.
Pese al desconfinamiento y la reapertura de los comercios, los partidos políticos no pudieron sin embargo celebrar grandes mítines y la campaña se desarrolló en las redes sociales.
El primer ministro apostó por su campaña de vacunación y la tímida recuperación económica y la oposición intentó sacar provecho del juicio de Netanyahu por “corrupción”, “malversación” y “abuso de poder”, que comenzó hace unos meses y que alimenta un movimiento de protestas cada sábado en todo el país, desde hace 39 semanas.
El sábado por la noche miles de personas se congregaron en Jerusalén al grito de “Yalla (vamos) lárgate Bibi” o “Bye Bye Bibi” (Adiós Bibi). Pero para sus partidarios es “Bibi, el rey de Israel”.
Desde la Franja de Gaza palestina se disparó un cohete contra una ciudad israelí donde se encontraba Netanyahu, pero cayó en un terreno baldío y no estropeó la noche electoral.
En represalia, de madrugada, el ejército israelí bombardeó posiciones del movimiento islamista Hamás en el territorio, según un equipo de la AFP en el lugar.
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