La incertidumbre sobre quién sustituirá a Evo Morales como candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) en las próximas elecciones presidenciales de Bolivia llegó a su fin. Luis Arce Catacora, exministro de Economía y Finanzas, y el excanciller David Choquehuanca conforman la fórmula elegida para tentar el regreso al Palacio Quemado.
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Tras una larga jornada de coordinación celebrada por representantes del MAS en el hotel Bauen, ubicado en Buenos Aires, ciudad donde Morales está asilado desde hace un mes, el expresidente fue el encargado de salir a anunciar la decisión.
“Luis Arce garantiza la economía nacional”, señaló Morales sobre su exministro.
Considerado por muchos como la mente detrás del ‘milagro económico boliviano’, como se le conoce a la época de bonanza en el país altiplánico gracias a una serie de medidas desarrolladas para aprovechar el aumento en los precios de las materias primas a nivel global, Arce figuró con frecuencia entre los 10 mejores ministros de economía de Latinoamérica.
De 56 años y oriundo de La Paz, estudió Economía en la Universidad Mayor de San Andrés y en la universidad británica de Warwick. Sus primeros años profesionales transcurrieron en el Banco Central de Bolivia para luego acercarse a la campaña de Morales.
Con la llegada del líder socialista al poder, en el 2006, Arce obtuvo su primer cargo dentro del Gobierno siendo nombrado ministro de Hacienda. Tres años más tarde, le fue confiado el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.
“Arce es el candidato de la burocracia. Es el mejor funcionario, por sus resultados y su capacidad de mezclar política con gestión”, comenta a El Comercio el periodista boliviano y colaborador de El País de España, Fernando Molina.
Se mantuvo en el cargo hasta el 2017, cuando renunció para someterse a un tratamiento médico en Brasil. En su lugar, Evo designó a Mario Alberto Guillén Suárez, considerado el pupilo de Arce, para continuar con la línea establecida por el ministro durante casi una década.
Guillén estuvo al frente de la cartera hasta el regreso de Arce, en enero del 2019. Esta segunda etapa llegó hasta la salida del MAS del poder.
“Es un hombre político que viene de la izquierda clásica, la socialista de décadas atrás, era un izquierdista moderado dentro de una izquierda muy eficientista. Al MAS solo le llegaron a interesar los resultados, no le importaba la carga ideológica. Arce, por el contrario, presionó mucho a los banqueros, fue el autor de muchos impuestos y leyes para redistribuir la riqueza”, apunta.
Por ello, hace unos días, cuando aún se barajaban diversos nombres para la candidatura del MAS, el de Arce aparecía respaldado por su imagen de funcionario eficiente. El obstáculo, sin embargo, estaba en el voto que debería captar el exministro.
Desde la salida de Evo del poder, en noviembre del año pasado, en Bolivia se habla de una fragmentación en el MAS. El partido reúne a agrupaciones tan diversas entre sí -desde movimientos campesinos, gremios cocaleros, mineros, intelectuales de clase media e incluso grupos empresariales- que la amalgama durante los casi 14 años de gobierno fue el mismo Evo.
Ante la ausencia del líder, las diferentes tendencias apuntaron a diferentes lados. Una de ellas fue la de buscar el voto de la clase media que durante las protestas del año pasado se voltearon en contra del exmandatario.
El reto de Arce será reconquistar a esa clase media, principalmente paceña, que en las últimas semanas se ha visto más cercana a los líderes de derecha.
Choquehuanca, el voto de las bases
Desde que Morales anunció que el MAS estaba decidiendo la fórmula presidencial para los comicios del 3 de mayo, los analistas señalaron que una de las estrategias que buscaría el partido sería equilibrar la boleta electoral.
Es decir, llevar a un candidato presidencial identificado con uno de sus grupos de votantes y con una postura más moderada o más radical y a un vicepresidente que logre equilibrarlo.
En este caso, la elección como compañía de fórmula recayó sobre David Choquehuanca.
Si bien tanto a Arce como a Choquehuanca se les puede considerar como dos líderes más abiertos al diálogo que otras opciones que se barajaban, la intención de incluir al excanciller respondería a no descuidar las bases sociales del partido.
A sus 58 años, aymara y oriundo de las provincias de La Paz, Choquehuanca es considerado uno de los pilares dentro de la conformación original del MAS. El analista boliviano especializado en temas indígenas, Pedro Portugal, asegura que este exministro velará para que los intereses del MAS no descuiden al movimiento campesino.
“(Choquehuanca) Trabajó con varias instituciones, con ONG, tuvo más experiencia con ellos y con los movimientos históricos indianistas y kataristas, por ello tuvo una visión más cultural del problema”, explica. “Es bien percibido en el campo y tiene bastante apoyo también en la ciudad. Por ese aspecto cultural, sobre todo, llegó a tener una postura más condescendiente que el mismo Evo en muchos casos”.
Dentro del variopinto espectro de votantes masistas que mencionamos líneas atrás, hay dos grupos culturales bastante influyentes: los campesinos quechuas -principalmente cocaleros- y los indígenas aymaras.
“Uno de los problemas del MAS desde hace 5 o 6 años es que comenzó a perder fuerza entre los aymaras por la pelea entre Evo y Choquehuanca”, explica Molina.
Tras el referéndum del 2016, donde la mayoría de bolivianos votó en contra de una nueva reelección de Morales, el entorno cercano al expresidente señaló a Choquehuanca como uno de los responsables, acusándolo de no trabajar lo suficiente durante la campaña. Esto, sumado a que la imagen del excanciller se iba haciendo cada vez más popular, llevó a que Morales lo sustituya por Diego Pary.
“Choquehuanca era el heredero, no el nombrado pero todos sabían que él lo debía suceder. Generaba muchos celos en el expresidente, es un indígena que hizo del indianismo una de las vertientes ideológicas del MAS. Conoce a Evo desde siempre, es uno de los fundadores del MAS y era el consejero ideológico e incluso personal de Morales, era el único ministro que le decía Evo y no presidente”, cuenta Molina. “Sin embargo, Choquehuanca no rompió con el MAS, se quedó cerca de ellos. Ahora, después del remezón aparece como el candidato de las regiones aymaras”.
“Recuerdo que Xavier Albó (influyente sacerdote jesuita español especializado en pueblos indígenas bolivianos) propuso a Evo y a (Álvaro) García Linera que Choquehuanca sea el candidato del MAS en las pasadas elecciones (del 2019). Eso provocó que un tiempo después deje de ser canciller, lo que muestra que hay bastante expectativa dentro de los pueblos indígenas, apoyo del sector campesino y algunos celos dentro del MAS”, cuenta Portugal.
El distanciamiento y los presuntos celos de parte de Morales serían la respuesta a por qué el exmandatario desoyó la decisión que tomó el viernes el Pacto de la Unidad sobre la candidatura a la presidencia de Choquehuanca con Andrónico Rodríguez como compañero de fórmula.