Garissa. El hijo de un funcionario del Gobierno de Kenia fue uno de los hombres enmascarados que mataron hace tres días a casi 150 personas en una universidad, dijo el ministro del Interior mientras las iglesias del país contrataban a guardias armados para proteger los actos de Semana Santa.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
El papa Francisco deploró los ataques en el servicio del Domingo de Resurrección, rezando por aquellos asesinados por los islamistas que separaron a los cristianos de los musulmanes para matarlos.
En una iglesia de la ciudad portuaria de Mombasa, los fieles fueron evacuados y una unidad antibombas llegó al lugar por un vehículo sospechoso aparcado fuera del templo y que la Policía retiró para examinarlo.
El portavoz del Ministerio del Interior, Mwenda Njoka, dijo que Abdirahim Abdullahi era uno de los cuatro hombres armados que atacaron el campus de la Universidad de Garissa, a unos 200 kilómetros de la frontera con Somalia.
De etnia somalí pero con nacionalidad keniana, su padre es un funcionario en el norte del condado de Mandera que limita con Somalia, añadió.
“El padre ha informado a los agentes de seguridad que su hijo había desaparecido de casa (...) y estaba ayudando a la policía a encontrarlo en el momento en que tuvo lugar el ataque a la Universidad”, dijo Njoka.
El presidente, Uhuru Kenyatta, dijo el sábado que quienes planearon y financiaron los ataques islamistas estaban “profundamente integrados” en la comunidad de Kenia e instó a los musulmanes a hacer más para luchar contra la radicalización.
Ali Roba, gobernador de Mandera, dijo que Kenia tenía un “enorme problema de radicalización, no sólo en el norte, sino en todo el país”.
UN ESTUDIANTE BRILLANTE
Un funcionario de Garissa que no quiso ser identificado dijo que el Gobierno estaba al corriente de que Abdullahi, un antiguo estudiante de Derecho en la Universidad de Nairobi, se había unido a Al Shabab tras graduarse en 2013: “Era un estudiante muy brillante. Pero luego se pasó a esas ideas locas”, agregó.
Al Shabab dijo que el ataque en Garissa fue una venganza por el envío de tropas kenianas a Somalia para luchar junto con la Unión Africana contra la milicia islamista. El grupo alineado con Al Qaeda ha amenazado con teñir más ciudades de Kenia “de rojo sangre”.
ALERTA MÁXIMA
La policía ha aumentado la seguridad en centros comerciales y edificios públicos en Nairobi y en la costa este, donde son más vulnerables a los ataques de Al Shabab.
Los ataques contra cristianos han dañado la tradicional relación cordial entre los cristianos y los musulmanes del país, y los clérigos dijeron que temen que las iglesias puedan ser objeto de ataques en la principal celebración litúrgica del calendario cristiano.
“Estamos muy preocupados por la seguridad de nuestras iglesias y fieles, especialmente en este periodo de Pascua, y también porque está claro que estos ataques se dirigen contra los cristianos”, dijo Willybard Lagho, un sacerdote católico en Mombasa y presidente del Consejo de Clérigos Interreligiosos de la Costa.
Añadió que las iglesias de Mombasa contrataron a policías armados y guardias de seguridad privada para el Domingo de Resurrección. Los cristianos suponen el 83% de los 44 millones de habitantes del país.
ARMAS EN LAS IGLESIAS
En la catedral Basílica de la Sagrada Familia de Nairobi, entre el Ayuntamiento y el Parlamento de Kenia, había dos policías uniformados con rifles AK-47 en la entrada. Un agente dijo que había más agentes de civil en el interior.
Tres guardias de seguridad privados registraban a los asistentes con escáneres de mano, mientras otro buscaba explosivos bajo los coches con un espejo.
“Todo el mundo está nervioso y nunca sabes que pasará, pero creemos que el mayor protector es Dios y estamos rezando”, dijo Samuel Wanje, un creyente de 27 años.
En Garissa, donde unos hombres armados mataron en 2012 a más de una decena de personas en ataques simultáneos contra dos iglesias, seis soldados vigilaban al principal templo cristiano y a unos 100 fieles antes de la misa.
Las autoridades han reforzado la seguridad, imponiendo un toque de queda a lo largo de los 700 kilómetros de la frontera con Somalia. Los helicópteros patrullan su costa llena de palmeras, popular entre los turistas occidentales y escenario de ataques islamistas en el pasado.
ERRORES DEL PASADO
Kenyatta está bajo una fuerte presión para detener los ataques que han mermado el turismo del país, y el diario Daily Nation se preguntó en un editorial por qué se tardó casi 15 horas en acabar el ataque.
“Es absolutamente increíble que muchos de los fallos que se vieron en el sitio a Westgate -entre ellos el tardío despliegue de policías especializados- se repitieran en Garissa”, dijo el diario de más tiraje de Kenia, en referencia al ataque de Al Shabab a un centro comercial en 2013 en el que murieron 17 personas.
Garissa fue el ataque más mortífero en suelo keniano desde que Al Qaeda mató a más de 200 personas en un ataque con bomba a la embajada de Estados Unidos en Nairobi en 1998.
Fuente: Reuters