A una semana de los ataques en París, los servicios de inteligencia del país galo siguen siendo cuestionados por no haber podido detectar los planes de los terroristas del Estado Islámico antes de que estos desataran una masacre que dejó 129 muertos.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
El nivel de planificación requerido para que tres grupos del Estado Islámico lanzaran una serie de ataques coordinados sobre París debió haber sido detectado por las autoridades a toda cuenta de que varios de los implicados ya tenían antecedentes.
Samy Amimour, un francés de 28 años que hizo estallar los explosivos que llevaba en su chaleco cuando la policía ingresó al salón de conciertos Bataclan de París, había sido acusado en octubre de 2012 por “asociación de delincuentes terroristas”. Sin embargo, un año después había podido trasladarse hasta Siria sin ser detectado, donde se unió al Estado Islámico. Peor aún, Amimour pudo volver a ingresar a Francia vijando de incógnito.
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Otro de los atacantes de París, Omar Ismail Mostefai, pudo trasladarse a través de Turquía hacia Siria. Los servicios de inteligencia franceses no hicieron caso a las advertencias de la policía turca pese a que este sujeto ya había estado bajo vigilancia por su cercanía al Estado Islámico.
Alain Chouet, ex jefe del servicio de inteligencia y seguridad en la DGSE (servicio francés de inteligencia exterior), asegura que esto se debe a un pésimo control de las fronteras en el espacio Schengen. Sin embargo, una vez en territorio francés, los atacantes del Estado Islámico en París pudieron haber sido detectados. Sin embargo, esto no ocurrió.
Pese a que en julio de este año Francia aprobó una legislación sobre vigilancia que daba a las autoridades amplias facultades para vigilar a las personas dentro y fuera de Internet, con medidas intrusivas y de vigilancia masiva, los terroristas del Estado Islámico en París, lograron su cometido.
Muchos especialistas han cuestionado estos métodos, pues la recolección masiva de datos, además de atentar contra las libertades individuales, también ha demostrado ser poco eficaz: “Si su objetivo es encontrar a personas que (...) masacraron a gente, disponer de un amasijo de datos sobre todos los habitantes del planeta le ayudará a encontrarlos, pero si su objetivo es impedir la matanza antes de que se produzca, entonces no es la buena forma de actuar”, aseguró William Binney, un antiguo oficial de la agencia estadounidense de Seguridad de EE.UU.
- Críticas a los servicios de mensajería -
En la vereda opuesta se cuestionan a los servicios de mensajería para smartphones, acusados de servir de canales de comunicación a los terroristas del Estado Islámico que escaparon a los servicios antiterroristas luego de los atentados de París.
Los cuestionamientos tras la masacre en París fueron tan duros que Telegram anunció que ha bloqueado 78 cuentas en 12 lenguas relacionadas con el Estado Islámico que eran utilizadas para hacer propaganda extremista. Otro servicio de mensajería, Silent Circle, indicó que restringió el acceso a sus aplicaciones en teléfonos inteligentes para dificultar su uso por los terroristas y los criminales.
Aparentemente los servicios de mensajería se han convertido en un aliado del Estado Islámico y en un problema para las autoridades, que tratan de detectar proyectos de atentados como el de París y no tienen siempre los medios de romper los códigos cifrados.
Sin embargo, llegar a extremos como bloquear el uso de estas aplicaciones o entregar datos a las autoridades, es algo fuera de discusión para sus dueños: Telegram ha anunciado que prepara nuevos procedimientos para posibilitar a los usuarios el señalamiento de “contenidos públicos discutibles”, mientras que Silent Circle anunció que introducirá tecnologías de pago más sofisticadas “para reducir la probabilidad” de que tales aplicaciones sean utilizadas por el Estado Islámico en atentados como el de París.
Roman FLepp, un portavoz de Threema, un servicio de mensajería seguro, advirtió que la empresa se muestra en contra de una “vigilancia total”: “No sabemos cómo las agencias de inteligencia recogen sus informaciones, pero basarse (...) en una vigilancia total para poder controlar los problemas sociales y políticos existentes nunca funcionó en el pasado y no funcionará en el futuro. Sacrificar algunos fundamentos de nuestra democracia occidental --libertad, vida privada y libertad de expresión-- para un lograr una falsa sensación de seguridad no parece algo razonable”, apuntó respecto a las medidas que podrían tomarse tras los atentados en París por el Estado Islámico.