Es posible determinar de manera aproximada el número de personas que se necesita para gobernar si se analiza la composición y el nivel de control que se puede obtener en el Poder Ejecutivo, utilizando como criterio la capacidad de decisión política de los servidores y funcionarios públicos.
Siguiendo a Parsons, la burocracia estatal es el cuerpo de funcionarios que administra los aparatos del Estado. Un pequeño sector dentro de ella –con capacidad de dirección y decisión de los asuntos más importantes– es la alta burocracia o burocracia gubernamental, que es la que gobierna.
Esta burocracia gubernamental del Ejecutivo está compuesta por 575 funcionarios y directivos de más alto rango y con mayor poder de decisión. ¿Cómo se compone este grupo? Se distingue un primer subgrupo de 76 funcionarios, que corresponden a la alta dirección, compuesto por el presidente del Consejo de Ministros y los ministros (19), los viceministros y el secretario general de la PCM, que tiene rango viceministerial (35); así como los secretarios generales de cada ministerio y los secretarios de la PCM (22).
Un segundo subgrupo está compuesto por 140 directores generales a cargo de los órganos de línea. Y el tercero se conforma por los asesores de la alta dirección, cuyo tamaño es variable, pero, según la investigación realizada a los tres gobiernos comprendidos entre el 2001 y el 2016, dan una suma de 359 asesores. Así es como obtenemos una suma de, por lo menos, 575 personas entre funcionarios, directivos y asesores.
¿A qué se enfrenta un partido político al no contar con este número de cuadros? Pues los escenarios varían según los niveles de control que tenga. Un control mínimo sobre el Poder Ejecutivo puede ser garantizado a partir del dominio de, al menos, el primer subgrupo de los 76 funcionarios de la alta dirección, que son quienes gobiernan. Adicionalmente, un gobierno puede alcanzar un control intermedio a partir del posicionamiento de los 140 directores generales, que son quienes formulan las políticas públicas y las remiten a la alta dirección. Y, finalmente, un control mayor llegará al contar con un importante número de asesores con un perfil “de confianza”, pero también especializado en asuntos de gobierno y gestión pública en cada sector.
Se puede inferir entonces que, a menor control sobre el Poder Ejecutivo, los escenarios posibles en un nuevo gobierno serían: 1) las alianzas con otros partidos, 2) la contratación de personas independientes con el riesgo de captura del Estado (influencia desmedida de élites económicas y políticas para que los gobiernos operen de acuerdo a sus intereses), y 3) la contratación de profesionales provenientes de la academia. Escenarios que representan el primer gran desafío de todos los gobiernos.