Es una realidad irrefutable que los avances tecnológicos de la denominada Sociedad de la Información y del Conocimiento se han implantado de manera irreversible, no solo en el campo de la administración pública y el ámbito privado, sino también en la vida cotidiana de las personas. Los procesos electorales no son ajenos a este cambio de paradigma.
Sin embargo, cuando se habla de la modernización de las elecciones, se piensa por lo general en el voto electrónico como la meta final a la que se debe llegar en lo inmediato. Se cita como ejemplo a países de América Latina, como Brasil y Venezuela, que ya han implantado ese mecanismo de votación.
El logro de ese objetivo, no obstante, requiere dos factores principales que no dependen solo de los organismos electorales: ingentes recursos presupuestales para su implementación y que las organizaciones políticas acepten el uso de este sistema de votación.
Ante esa realidad, la ONPE viene avanzando de manera gradual y progresiva en la aplicación del voto electrónico con una significativa aceptación ciudadana. Las elecciones generales 2016, en esa línea, no serán una excepción.
Es importante aclarar, empero, que modernizar los procesos electorales va más allá del voto electrónico. Supone atender las necesidades de los electores, facilitar la labor de los miembros de mesa, automatizar el escrutinio, transmitir las actas de manera segura y garantizar unos resultados que reflejen fielmente la voluntad popular.
La ONPE está firmemente comprometida con alcanzar esos desafíos. En esa perspectiva, hemos usado la tecnología para hacer que más de dos millones de electores de Lima y Callao elijan por primera vez desde una computadora y cualquier dispositivo móvil su local de sufragio y puedan votar cerca de sus domicilios, evitando la congestión vehicular y ahorrando tiempo y dinero. Además, contribuye a reducir la contaminación.
También, hemos implementado el Sistema de Escrutinio Automatizado (SEA), que gracias al uso de equipos y dispositivos informáticos permite eliminar el error en el llenado de las actas electorales y además transmitirlas de inmediato a los centros de cómputo. De esa manera, se reduce prácticamente a cero las actas observadas y se acelera la entrega de resultados electorales.
Otra innovación desarrollada es el Sistema Automatizado de la Jornada Electoral (SAJE), el cual, mediante el uso de la tecnología, nos permite simplificar la instalación de las mesas de sufragio, el registro de los votantes y el monitoreo de las mesas, así como el escrutinio y la transmisión de las actas electorales.
Todas estas innovaciones han sido aplicadas con éxito por la ONPE en los recientes comicios y serán implementadas también en las elecciones generales del próximo 10 de abril. No está en nuestras manos disponer de los recursos del Tesoro Público para masificar estas soluciones tecnológicas, pero sí desarrollarlas garantizando que la inversión que se haga sea muy beneficiosa y rentable para el país.
Una democracia moderna exige que sus procesos electorales sean limpios, transparentes y con resultados absolutamente incuestionables. El uso de la tecnología puede contribuir significativamente a esos objetivos. Y aunque el voto electrónico no pueda masificarse aún por factores externos a la ONPE, estamos comprometiendo esfuerzos y recursos disponibles para modernizar este proceso, con soluciones menos costosas que garanticen transparencia, inmediatez y seguridad de los resultados.