Un cuestionado presidente en el Congreso
Jorge Montoya
“Alejandro Soto no evalúa con ponderación el costo-beneficio de permanecer forzadamente en la presidencia del Congreso”.
Desde nuestro grupo político, Renovación Popular, compartimos la desazón y el desencanto que ha expresado la población por la pésima gestión e imagen del actual presidente del Congreso de la República.
Nunca antes la aprobación ciudadana del Poder Legislativo había descendido a niveles catastróficos por la enorme crisis moral que han introducido sectores políticos que no comprenden los alcances del buen comportamiento ético y el respeto a la majestad parlamentaria.
El mejor gráfico de esta suma de incompetencias y desaciertos es Alejandro Soto, aún presidente del Congreso y cuya caída es inminente, dado el aluvión de denuncias y revelaciones de actuaciones reñidas con la ética profesional.
Sin lugar a dudas, el mérito de Alejandro Soto en la presidencia del Congreso será haber desnaturalizado el perfil para acceder a esta alta función, ya que contar con múltiples denuncias denota un sinuoso trajinar, al margen de cuestionamientos de carácter civil por la construcción irregular de inmuebles y venta de terrenos con evidente mala fe y ánimo de lucro.
Pero, en buena cuenta, tenemos en la presidencia del Congreso a alguien que ha sido elegido y designado, entre otros, por una fuerza política de importante mayoría que, por ahora, en incomprensible alianza con el comunismo, busca controlar el poder sin detentarlo y se refugia en la primera vicepresidencia con afanes clientelistas. Es hora de que los titiriteros asuman su responsabilidad.
Esta fuerza política, con la que compartíamos el ‘Bloque Democrático’ en el Congreso hasta que fuimos traicionados, cultiva con esmero su mayor pasivo, el más grande antivoto histórico en la experiencia electoral peruana, y malgasta su mejor patrimonio, la derrota del terrorismo y la hiperinflación, así como habernos dado la Constitución de 1993, que ha resultado ser el motor del desarrollo nacional.
Es indudable que Alejandro Soto no evalúa con ponderación el costo-beneficio de permanecer forzadamente en la presidencia del Congreso; una situación que puede acabar con su carrera política y con sus días en libertad, ya que vemos que la peligrosa guadaña de la justicia se le aproxima irreversiblemente, con las revelaciones y nuevas denuncias que los medios de comunicación dan a conocer al examinar sus antecedentes y actuación parlamentaria.
Esta crisis ha revelado la necesidad de iniciar una profunda profilaxis congresal para depurar a los malos elementos con las garantías legales aplicables, donde los partidos políticos asuman su responsabilidad sobre las cualidades de sus representantes y se incorporen los accesitarios llamados por ley. ¡Seguiremos alzando nuestra voz!
Renuncia o censura
Carlos Zeballos
"Solicitamos al presidente del Congreso su renuncia inmediata"
En un escenario positivo en el que el Congreso de la República se construye en el espacio genuino de representación y participación ciudadana en la gestión del Estado, es imperativo que este estamento cuide escrupulosamente su institucionalidad y sea custodio de su credibilidad ante la ciudadanía.
Visto así, en el actual contexto, desde la reciente elección de la Mesa Directiva, se ha puesto a consideración de la población una variable más para esta incertidumbre que deteriora la confianza y la legitimidad que le demanda la ciudadanía a este poder del Estado.
Izquierda y derecha juntas en una lista, acotaban una agenda de inestabilidad política en el corto plazo, que hoy, con los cuestionamientos al presidente del Congreso de la República, de quien se afirma –preliminarmente– que estaría involucrado en actos reñidos con la ética para el desempeño de la función pública, me permite señalar que es poco viable sostener su administración.
Estamos saliendo de una etapa en la que la desconfianza de la ciudadanía ha llevado a escenarios de violencia social que no debemos permitir que se repitan.
Creemos en la lealtad del funcionario público para con sus instituciones como el cimiento de una gestión pública eficiente y transparente en el quehacer de la atención de las demandas de la ciudadanía. Es por ello que, sobre las denuncias que involucran al presidente del Congreso de la República, es pertinente que dicho representante del pueblo peruano pueda evaluar su continuidad en el cargo al que fue llevado por las llamadas fuerzas democráticas del Congreso. Estas tienen como deber proteger la institucionalidad que últimamente está tan desprestigiada (llega a un solo dígito de aprobación).
En aras de un mejor escenario para la reactivación y la sostenibilidad del desarrollo económico, donde las variables políticas no afecten tanto la atención de gobernantes y legisladores, en un país que nos demanda oportuna atención a sus necesidades, creemos que la sinceridad de un militante para con su organización política es también un valor que debemos recuperar. Ello implica tener la verdad como línea de vida y el respeto como soporte de nuestra conducta pública.
Esperamos que este escenario de nueva crisis política pueda ser superado por el Congreso y podamos enfocar nuestras energías en atender los temas de política pública, fiscalización y legislación de cara a los retos que nos plantea el contexto global, como el déficit hídrico, la reactivación económica, la seguridad alimentaria, el medio ambiente y la competitividad.
Desde esta tribuna solicitamos al presidente del Congreso su renuncia inmediata y evitar una censura que desprestigiaría aún más a la institución. De lo contrario, será el mismo Parlamento, en estricto cumplimiento de su reglamento y autonomía constitucional, el responsable de tomar las decisiones inmediatas y resolver un problema interno, para evitar así más dilaciones políticas innecesarias, dada la agenda legislativa que tiene como pendiente, en su quehacer cotidiano, siempre en beneficio de la sociedad y el resguardo de los intereses nacionales.