En estos tiempos extraños, un absurdo virus nos robó un año de nuestras vidas y tenemos la añoranza de los momentos más entrañables con la familia, los amigos, los compañeros de trabajo y anhelamos que todo vuelva a la normalidad.
Pero esa es una de las caras de la moneda y a veces no reparamos en que la moneda tiene dos caras.
Corrían los primeros días del mes de marzo de este 2020 y el Gobierno Peruano decretaba una inmovilización social obligatoria.
El panorama se veía poco alentador cuando, de pronto, una noticia irrumpió en la Ciudad de Lima: la Plaza de Toros de la ciudad albergaría a un grupo de personas que eran invisibles, a aquellos que no tienen hogar, que deambulan por las calles y no encuentran dónde dormir, si no es en un parque, una plaza, bajo un árbol, o una banca.
La buena nueva rápidamente llamó la atención de noticieros, diarios, redes sociales y, como expresión de nuestro tiempo, se convirtió en tendencia. Cruzó las fronteras y las grandes cadenas internacionales, e instituciones globales, daban cuenta de este paradójico contraste: en un lugar donde el éxtasis llega cuando se produce la muerte, se celebraba el triunfo de la vida.
Casa de Todos era el nombre sugerente de esta iniciativa que invitaba a cada uno a sumarse a esta buena historia. Se inició una corriente de solidaridad, cadenas de personas encontraban diferentes maneras de ayudar. A los invisibles se les habían prendido reflectores y descubrimos a seres humanos, como tú o como yo, que merecían tener un lugar digno donde pasar la cuarentena, con una cama, cuidado de salud, higiene, cultura, entretenimiento, alimentación y mucho cariño.
Casi de inmediato, cientos de empresas se pusieron a trabajar para ayudar a quienes más lo necesitaban. Iniciativas como Hombro a Hombro, Cadena de Favores y otras tantas, agrupaban y canalizaban la ayuda de corporaciones y compañías a las que muchas veces no les somos lo suficientemente reconocidos, ni agradecidos. Lamentablemente, solemos ver una sola cara de la moneda.
Iniciativas como el Hogar de las Bienaventuranzas, del Padre Omar, o la naciente Casa de Todos mostraban la otra cara de la moneda, la solidaridad, la caridad, el desprendimiento de peruanos que salían al encuentro de otros peruanos.
Otra de las caras más comprometidas fue la de un numeroso grupo de chefs, que se convirtieron en los cocineros de los mejores comensales en Casa de Todos.
Instituciones como la Municipalidad Metropolitana de Lima, que vela por los ciudadanos de la capital, y la Beneficencia de Lima, que trabaja por los más pobres de la ciudad, se embarcaron en un nuevo compromiso y así como en tiempo récord implementaron el refugio temporal en Acho, empezaron la construcción de un albergue Casa de Todos en la Residencial Palomino, que tendrá carácter permanente y que pondrá el acento en la reinserción social de los residentes, brindándoles así una nueva oportunidad en la vida.
Ahora, con el apoyo de la Asociación de Agencias de Medios y de todos los medios de comunicación escritos, televisivos, radiales, digitales y de vía pública, han lanzado la campaña La otra cara de la moneda, porque se necesitan recursos para terminar de construir esta linda iniciativa y así demostrar que somos una ciudad que, cuando se organiza, logra grandes objetivos.
Es muy fácil apoyar: entra a Yape y encontrarás el botón Casa de Todos y puedes sumar desde S/1. También, a través de la web www.casadetodos.pe encontrarás muchas otras formas de ayudar, como, por ejemplo, si juegas la Tinka.
Que en este tiempo de Navidad encontremos en la solidaridad una manera de vivir el Amor que se hace concreto en el servicio.
Veamos La otra cara de la moneda y construyamos la Casa de Todos permanente.