En un nuevo capítulo de la decadencia de nuestra clase política, hace una semana se produjo la caída de Alberto Otárola, presidente del Consejo de Ministros, pero, sobre todo, hombre de confianza de la presidenta Dina Boluarte. Su salida no cierra un episodio de crisis institucional; por el contrario, coloca nuevamente los reflectores en el desfalco estatal y el complot con el poder ejercido por las autoridades de turno. Porque, si de algún complot hemos sido testigos, es el de satisfacer intereses personales con el dinero de todos los peruanos.
Se ha criticado y usado la temporalidad del audio emitido por “Panorama” para evadir lo importante en una correlación de hechos expuestos desde setiembre por el reportero Iván Escudero que desmienten categóricamente a Otárola y que hoy mismo vienen siendo investigados por las instancias correspondientes. La primera mentira pública que hizo caer su propio castillo de naipes fue desconocer a la señorita Yaziré Pinedo; él afirmaba que la había visto una vez en su vida.
Sin embargo, poco le duró esta mentira, porque aparecieron audios que, más allá de dejarnos frases tristemente icónicas convertidas en memes, stickers de WhatsApp y la imagen de un aprovechado jefe del Gabinete, han abierto camino a un entramado en donde lo objetivo como hecho comprobable es que el Ministerio de Defensa (Mindef) contrató como asistenta técnica administrativa a la amiga del señor Otárola. Sí, estimado lector, Yaziré Pinedo logró un contrato en tiempo récord, en menos de una semana y pese a no estar dentro de los cuadros de asignación vigente. Todo esto gracias a Ninoska Mosquera, incondicional viceministra de contrataciones del Mindef, puesta por Otárola un día antes de convertirse en primer ministro. Insisto en que los hechos deben primar sobre los dichos, más aún en televisión y cuando, habiéndose abierto dos investigaciones, la señorita Pinedo no ha puesto a disposición de la fiscalía todo lo que dice tener para probar lo que a gritos proclama como un complot. Y aquí es válido preguntarse: ¿Hacer una visita “casi extorsiva” al Mindef para pedir una jefatura para otro cuando la que terminó trabajando en el sector fue ella es realmente un complot?
Estamos frente a un gobierno con serias grietas internas al acecho de los errores de sus adversarios, “la casa del jabonero Boluarte”, incapaz de manejar sus propias crisis internas. “Punto final” ha señalado que desde noviembre, aproximadamente, se conocía de la existencia de este audio de Otárola. Pese a ello, parece que la complicidad o la necesidad de la señora Boluarte se tradujo en un mensaje que su primer ministro conoce bastante bien: “te quiero para mí”.