El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia nos invita a reflexionar sobre la importancia de seguir incentivando la participación de más mujeres en los campos de ciencia y tecnología.
Esta pandemia nos ha demostrado que la tecnología es capaz de crear oportunidades y resolver muchos de los problemas globales, conectando médicos con pacientes, profesores con alumnos y ciudadanos con aplicaciones, procesos logísticos y trámites virtuales. El impacto de la automatización, la inteligencia artificial y el internet de las cosas es cada vez más evidente en nuestro trabajo y en todos los aspectos de nuestro quehacer cotidiano.
Sin embargo, para que los beneficios de la digitalización puedan ser aprovechados en un país de manera exponencial por todos sus ciudadanos, es necesario que se promueva la inclusión digital. Esta implica inversión pública y privada en una serie de aspectos que van más allá de la tecnología, como satisfacer las necesidades básicas, promover la investigación, dotar de infraestructura de conectividad a nivel nacional y formar talento con habilidades digitales.
La tecnología está avanzando más rápido que la capacidad actual de desarrollar el talento con las habilidades necesarias para satisfacer la demanda del mercado y fomentar la innovación. Esto conlleva a una mayor necesidad de desarrollar talento digital y emprendedor, pues estos mismos jóvenes innovadores y emprendedores serán el motor de la nueva economía global.
Hoy, cuando se están abriendo más mercados y oportunidades en distintas ciudades del mundo, ninguna persona debería quedar fuera. Estamos en el momento de cerrar la brecha, incorporando a más mujeres y acelerando la capacitación digital del capital humano que atienda la alta demanda de talento digital.
De acuerdo con un estudio publicado por Techjury, a nivel mundial, solo un 26% de mujeres participa en carreras de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), y menos del 30% de los empleos de tecnología son ocupados por mujeres. De no cambiar esta tendencia, la población femenina estaría limitando sus oportunidades de aportar en un sector de alto crecimiento.
Está comprobado el valor de los equipos diversos, así como el aporte e interés de las mujeres en el desarrollo de grandes avances tecnológicos. Ahí están los ejemplos de Grace Hoper (1906), reconocida programadora en desarrollo de software, y de las destacadas peruanas Melissa Soriano, ingeniera en electricidad y electrónica, y la economista Irma Aracely Quispe Neira que trabajan exitosamente para la NASA.
Cada vez son más las mujeres que están participando en el campo de STEM, hasta hace poco dominado por los hombres, pero aún falta un largo camino. En este contexto, en Women in Tech Global, una organización mundial sin fines de lucro, venimos forjando una creciente comunidad de talento femenino y estamos orgullosas del próximo lanzamiento del nuevo “Tech Talent Hub”, una plataforma que brindará mayores oportunidades laborales a mujeres de todo el mundo, incluidas las peruanas, conectándolas con las más grandes compañías a nivel global. Una gran iniciativa que plantea una vía de solución concreta en la ruta hacia un futuro más inclusivo para todos.