Las previsiones de crecimiento económico siguen bajando. No se está haciendo nada por cambiar la tendencia.
El ministro de Economía, Alonso Segura, ya no habla del 4,2% ni del 3,5%. Señala que la economía peruana crecerá a una tasa más cercana al 3%.
Cada vez que llega la estadística del mes, se rehacen los estimados. Esto sucede, consistentemente, desde el 2013.
El gobierno no parece entender cómo funciona la economía peruana en el mundo actual. Lo demuestra su apuesta por la llamada “diversificación productiva”.
El gobierno tiene un plan hasta el año 2021. Comenzará la próxima semana con la instalación de la Comisión Nacional Permanente de Diversificación Productiva.
Esta comisión va a realizar una tarea decisiva para el crecimiento. Hará un “seguimiento a la implementación del Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP)”.
La comisión estará integrada por representantes del sector público y el sector privado. Garantizado, entonces, el éxito. ¡Por fin sabremos qué producir! ¡Por fin vamos a redistribuir la producción!
Más quinua y menos cochinilla, más confecciones y menos berros, 30% más de abrasivos y 20% menos de espárragos. Todo eso hará que aumente el Producto Bruto Interno.
¿Y de dónde saldrá la inversión? ¿Y cómo se abaratarán los costos de comercialización, de transporte, de mercadeo?
No hay que preocuparse, eso cae por su propio peso. Ya no dependeremos del cobre, el zinc o el mineral de hierro. Ahora es el turno de todos los demás sectores de la producción.
La Comisión Nacional Permanente estará integrada por los ministros de Economía y Finanzas y de Comercio Exterior y Turismo. También por los de Agricultura y Riego, Energía y Minas, y Transportes y Comunicaciones.
Por el lado privado, estarán los representantes de la Sociedad Nacional de Industrias, la Confiep, la Cámara de Comercio de Lima y la Asociación de Exportadores.
Todos estos sabios nos van a decir qué y cuánto producir. Y van a lograr, con su poderoso saber, que florezca la inversión en cada uno de estos sectores.
No cientos sino miles de millones de dólares, en estos sectores “diversos”, acudirán al mercado. Se contratará gerentes, se comprarán plantas industriales, se centuplicarán almacenes, camiones, buques y trenes.
Ya no dependeremos de la minería. Dependeremos del mágico saber de los miembros de la Comisión Nacional Permanente. De sus cabezas saldrán las materias primas, las tecnologías, los fondos de inversión y hasta los compradores de toda esta producción “diversificada”.
Este es el plan del gobierno actual. Basta con eso para revertir la caída de la producción. ¡Eso era lo que faltaba! Una comisión permanente y las subcomisiones respectivas.
La fórmula burocrática ya fracasó en el Perú de los años setenta. Ya fracasó en Europa, en China y en los Estados Unidos. ¡Pero ahora sí va a funcionar!
Este es el criterio del gobierno y los gremios empresariales, que no han denunciado la estafa. Es el criterio de la barbarie burocrática.