Al momento de escribir estas líneas el ex alcalde de Lima y candidato Luis Castañeda ya había apelado ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) la decisión del Jurado Electoral Especial (JEE) de excluirlo de la contienda municipal, mientras que aún se encuentra en compás de espera la definición del JEE sobre la alcaldesa candidata Susana Villarán.
El candidato de Solidaridad Nacional faltó a la verdad sobre la universidad que le confirió el título de abogado, es decir, hizo el bachillerato en Derecho en la U. Católica y la licenciatura la obtuvo en la U. de San Martín de Porres, pero la información oficial solo incluye a la Católica.
En la hoja de vida con la que la alcaldesa inscribió su candidatura se consignan datos que no coinciden con la información que presentó en las elecciones municipales del 2010. Además, declara estudios de sociología y periodismo “hasta la actualidad”.
Tal como lo afirmó ayer el editorial de El Comercio, si el JNE opta por la interpretación literal de la ley, los dos candidatos que hasta el momento encabezan las encuestas quedarían fuera de la contienda.
¿Se imaginan la elección sin Castañeda y Villarán?
De darse esta posibilidad, para muchos la campaña recién se pondría interesante, pues no hay mucha emoción cuando la diferencia entre el primero (Castañeda) y la segunda (Villarán) es amplia.
Sin los dos alcaldes en campaña, la polarización de esta bajaría, pues lo que se ve ahora es: “o estás con Villarán o estás contra ella”, pese a que el ‘antivoto’ de la alcaldesa es bastante elevado. Y si te inclinas por Castañeda, sus detractores te achacan eso de que estarías abonando al “roba pero hace obra”, en alusión al escándalo de corrupción de Comunicore.
A Villarán se la ha criticado por su incapacidad para gobernar la ciudad, pero tampoco está exenta de escándalos de corrupción. Basta con recordar las irregularidades en la Caja Metropolitana de Lima denunciadas por la contraloría, para saber que no estamos ante una gestión impoluta.
Mientras seguimos en este compás de espera y acusaciones e investigaciones, es escaso el margen para evaluar propuestas.
Quizá sin Villarán y Castañeda, los electores votarían por propuestas concretas y no a favor o en contra de alguien.
Se preocuparían por saber lo que propone Salvador Heresi, más allá de su video cantando, o examinarían las propuestas de Enrique Cornejo en infraestructura, o se fijarían en los planteamientos de Fernán Altuve, quien promete rescatar lo positivo de la actual gestión.
Nos interesaríamos más en lo que tenga que decir Alberto Sánchez Aizcorbe –el candidato del principal partido opositor en el Congreso–, y la experiencia en seguridad ciudadana de Guillermo Arteta no pasaría desapercibida.
Estamos a un mes de la elección municipal, y ni siquiera tenemos candidatos seguros en la competencia.
Podríamos decir que esta campaña nunca calentó hasta ahora, pero quizá la competencia aún no empieza y el futuro podría ser mucho más interesante de lo imaginado.