

La novedad más importante de la última encuesta de Ipsos sobre intención de voto es que podríamos tener una segunda vuelta entre dos candidatos de centroderecha o de derecha, puesto que el primero de izquierda –Aníbal Torres– aparece recién en el sexto lugar, y entre los 15 primeros apenas hay dos de izquierda –Torres y Verónika Mendoza– o tres, si incluimos a Alfonso López Chau. El retiro de Antauro Humala no parece haber beneficiado particularmente a las candidaturas zurdas.
Pero la verdad es que son cifras que se mueven dentro del margen de error y aún es muy prematuro. Aníbal Torres o Guido Bellido –si logran inscribir sus partidos–, Yonhy Lescano o alguno de los arriba mencionados podrían capitalizar parte importante del voto del sur y, con ello, pasar a la segunda vuelta. Ya se está viendo aproximaciones entre grupos de partidos de izquierda que podrían culminar en alianzas.
En el centro y en la derecha, en cambio, no existen conversaciones para alianza alguna. Tiende a repetirse el peligroso cuadro del 2021: Rafael López Aliaga, Hernando de Soto, Phillip Butters, Roberto Chiabra, Carlos Álvarez, Alfredo Barnechea, Rafael Belaunde, etc., creen que pueden pasar solos a la segunda vuelta. Solo Keiko Fujimori mantiene (hasta ahora) su decisión de no postular a la presidencia y apoyar alguna alianza.
Si los partidos no nos sorprenden con la buena noticia de una alianza, sí podrían cuando menos ponerse de acuerdo en dos cosas: en un programa mínimo común, de modo que quien llegue al poder lo aplique con el apoyo de los demás, y en convertir la primera vuelta en una primaria, como ocurrió –recordó Álvaro Henzler– en Uruguay en el 2019, donde los líderes acordaron que irían cada uno por su lado en la primera vuelta –porque de esa manera, además, atraerían a diferentes electorados–, pero que luego respaldarían al candidato que llegara al balotaje contra el Frente Amplio, de izquierda. En las negociaciones, además, acordaron unos lineamientos básicos de gobierno que todos apoyarían.
Y así ocurrió. Luis Lacalle Pou pasó a la segunda vuelta bastante por debajo del candidato del Frente Amplio, pero recibió el apoyo de los demás y ganó la elección final. Gracias al acuerdo previo, pudo formar la “Coalición Multicolor” para gobernar con mayoría en el Congreso, lo que le permitió aprobar importantes reformas.
Es lo que necesitamos acá. El Perú requerirá un gobierno fuerte a partir del 2026, que pueda aprobar reformas radicales y tomar decisiones difíciles. Solo podrá hacerlo si posee mayoría en el Congreso, sea propia o en virtud de una coalición de gobierno. Pero esa coalición tiene que irse preparando desde ahora, aunque sea a la uruguaya.
En esa línea, es alentador que hace más de un mes expertos de seis partidos hayan expuesto sus propuestas en un foro de seguridad y que el miércoles pasado hayan participado en un taller para formular una política contra la criminalidad y un plan de emergencia, con la colaboración de ESAN. Pronto tendremos un documento conjunto. Es un primer paso, que luego se puede extender a otros temas. Se trata de construir futuro desde ahora.