Seguimos polarizados. En lugar de eso preferiría un poco de bipolaridad: que cese la angustia electoral y venga un pico de entusiasmo que coincida con la oficialización del triunfo del elegido y el emotivo saludo del rival.
No estoy ni polarizado ni bipolar, respiro tranquilo esperando al gobierno que me toque. Desde el centro en el que creo estar, doy la bienvenida a quien sea. Me apena que Keiko Fujimori haya aparecido con su plancha a hablar de la supuesta intención fraudulenta de su rival. Ha hecho una buena campaña. Partió desde una enorme desventaja que hubiera desolado a otros y llegó al empate técnico a punta de tesón y valientes retos de debate. ¿Para qué complicar un triunfo raspante o emponzoñar una derrota con un gesto obstruccionista y picón?
El centro parlamentario fue licuado en la primera vuelta. George Forsyth y Julio Guzmán ni siquiera saltaron la valla. Acción Popular es un partido que solemos clasificar al centro, pero es muy difícil precisar el ombligo de esa masa informe de agendas novatas. Ojalá me equivoque y esta nueva representación acciopopulista esté aunque sea unos pasos por delante de la bancada de Merino, Burga y Arapa. De cualquier forma, me temo que el centro que haga de fiel de la balanza entre poderes, evitando excesos desestabilizadores del oficialismo y la oposición, será una minoría.
Entonces, el centro conciliador y acuerdista tendrá que expresarse desde nuestras casas, celulares, laptops, reuniones; desde nuestra pluralidad de identidades virtuales en cada red o grupo en el que participamos. En los medios también estará, por supuesto. Podría expresarse en la calle, pero esa sería una circunstancia extrema, con un costo tremendo sobre la paz social y sobre una economía que no resiste más paralizaciones.
Desde el centro no se puede ver todo tan a la tremenda. Tampoco se pueden normalizar las tendencias a querer vacar o disolver, o a hablar alegremente de fraude como se hace en estas horas. El centro toma el pulso del momento, huele la brisa y hace ‘fact checking’ a las noticias en circulación. El centrista y centrado le pueden explicar serenamente al vecino polarizado, por ejemplo, que, según información oficial de la ONPE, no hay miles de ‘actas impugnadas’ sino una sola. Lo que hay es un grupo de 483 actas en las que hay votos impugnados; casos puntuales que resolverá la autoridad sin que se pierda la votación de la mesa entera.
Después de lo que hemos pasado, nos debemos y merecemos la paz para abocarnos a la recuperación y hacer las reformas que nos acerquen y destraben. Esto solo se consigue empujando a los extremos a deponer las armas.