No tengo idea de quién va a ganar. El pronóstico es reservado (y prohibido de difundir, si lo tuviera). Así que se los digo a ambos, pues, de cualquier forma, uno será opositor del otro o viceversa: lo de gobernar con ancha base tiene que ser mucho más en serio de lo que se suele prometer y cumplir en las campañas.
Alrededor de dos tercios del electorado los ignoró y hasta repudió. Tan solo 18,925% fue para Pedro y 13,407% para Keiko. Para remate, hubo un 30% de ausentismo. Estas cifras hay que restregárselas a ambos, recordarles que no son encuestas sino resultados. Es decir, el triunfo de cualquiera de ustedes implicará una seria subrepresentación de expectativas, sueños, reclamos precisos, ideas ciudadanas de peruanos que han escogido su mal menor como un accidente de la patria en vísperas del bicentenario.
Repito: en estas circunstancias, en este trance, la ancha base es un mandato político y moral. Para empezar, debe reflejarse en el Gabinete, en sectores estratégicos del Estado y en una institución palaciega que los últimos presidentes han desperdiciado: los asesores. Ustedes pueden contratar a dedo y con amplio criterio a excelentes profesionales con oficina próxima a la de la Presidencia. Un ‘think tank’ a la mano, que no hemos visto operar en su esplendor en las últimas décadas. Toledo les sacó algún provecho, García y PPK eran muy autosuficientes como para confiar en ellos, Humala no les dio importancia y Vizcarra tampoco los consideró. Prendamos una vela para que, quien suba el 28 de julio, arme un equipo brillante y plural y, sobre todo, lo escuche.
El Congreso será fragmentado e imprevisible. Cuenten con que les será hostil y que tienen que ganarse a la opinión pública, a los medios, a las redes y, eventualmente, a la calle para legitimar sus actos de gobierno. Allí está el centro que quedó subrepresentado en la polarizada votación por congresistas. Sin embargo, es inevitable conseguir la venia congresal para algunos proyectos claves de reforma y, para eso, es mejor presionarlos con la opinión pública que con acuerdos bajo la mesa que involucran al presupuesto de la República.
Más trabas que en el Congreso encontrarán en el Estado mismo. La mayoría de sus gestores se va a paralizar antes de destrabar proyectos y firmar nuevas licitaciones. Las reformas del Estado para hacerlo más ágil y asequible a la gente, a los autoempleados, a los ciudadanos, a los trabajadores formales, a los que requieren atención de salud o padecen emergencia de seguridad, a los consumidores que no encontramos un mercado suficientemente competitivo, son prioridad absoluta. Y sobre ellas no hubo un bloque en el debate para oír sus propuestas. Háganlas ahora, cúmplanlas después del 28 de julio.