Liam no tiene la culpa, a él nadie le preguntó. Liam recién ha nacido pero las cámaras de TV ya comenzaron a grabar sus primeros momentos para producir una apurada telenovela transmitida en vivo y en directo (y en “prime time”). A Liam, pobrecito Liam, le ha tocado ser hijo de dos personajes que aparecen en uno de los programas con más audiencia en la decaída televisión peruana. Yako (¿quién?) y Natalie, pareja fitness en estreno paternal, no blindaron a su muchacho y lo presentaron ante esa tribu de seres hambrientos por saber un poco más de la vida de los otros.
A los hijos hay que cuidarlos y protegerlos (por sobre todas las cosas y amén). Pero en esa deshumanización producida por la abusiva exposición mediática, el nacimiento de un pequeño bebe no solo produce amor filial sino también cálculos audaces sobre cómo subir el ráting. Menos mal que le pusieron Liam, nombre rockero y distinto. Ojalá que a la próxima pareja (ya en el camerino de “Esto es guerra” o “Combate” deberían instalar un wawa wasi) no se le ocurra ponerle “Guerrita”, “Cobrita” o “León”. Tampoco, tampoco.
Vivimos castigados en medio de la cultura reality: hace diez años era la lucha libre de los panelistas de Laura Bozzo y hoy es la convivencia con la intimidad de estos seres atléticos y peleados con los libros (no olviden el ‘blooper’ intelectual del “archipiélago”) que pasan más de cinco horas al día encerrados en un gimnasio. Se han derrumbado el muro que antes separaba lo público de lo privado. Como en la visionaria película “The Truman Show”, hay individuos encerrados en una burbuja transparente que son obligados a ser vistos todo el tiempo y por los siglos de los siglos.
Pero esta es una elección personal. Si quieres fama en la televisión peruana, ensúciate. Que te ‘ampayen’, siéntante en el sillón rojo, divórciate, grábate, tómate ‘selfies’. Pega, pega. Pero ensúciate tú. Un bebito que acaba de aterrizar en el mundo no merece formar parte de este show de la vida real. Pasa en Chollywood, pasa en las grandes ligas internacionales. Me solidarizo desde ahora con Milan, el megaexpuesto hijo de Shakira y Piqué (que ayer aparecía en miles de páginas web tocando la batería), y con Thiago Messi (el heredero de Leo, que tendrá que cambiar de apellido para tener una vida propia).
¿Y ahora quién podrá defenderlos? A estos niños les están haciendo un daño tremendo con tantas cámaras y fotografías. Desde muy temprano han perdido su individualidad para ser condenados perpetuamente a ser “el hijo o hija de alguien”. Ellos recién han nacido pero otros son los que han comenzado a vivir sus días por ellos.