¿En qué se parecen el socialismo al cristianismo? En su diversidad.
La palabra socialismo aparece escrita por primera vez en el libro del monje italiano Ferdinando Facchinei en 1766. Pero las ideas socialistas se remontan a la obra “Utopía” de Tomás Moro.
Otro ejemplo de socialismo utópico lo encontramos en los trabajos de Gerrard Winstanley, un socialista agrarista inglés. Charles Fourier fue fundador del cooperativismo agrario francés, creó los falansterios, un sistema de convivencia igualitaria. Otro socialista francés, Saint-Simon, es el primero de este grupo que se da cuenta de la importancia que tiene la ciencia para el progreso de la humanidad. Respeta la propiedad privada, pero sostiene que el Estado debe regular y controlar la economía. Entre todo este grupo, el más conocido es Proudhon, que tiene dos frases memorables: “La propiedad es un robo” y “Dios es el mal”.
En el fondo no estaba en contra de la propiedad sino de su mal uso. Dijo que la democracia es una demopedia, es decir, educación del pueblo, y fue partidario del federalismo, alegando que era la forma más democrática de organizar el Estado. En este grupo también destacan el inglés Robert Owen, partidario de la cooperativización de las empresas privadas, las que deberían ser entregadas a los trabajadores.
En el siglo XIX nace el socialismo marxista. Su fundador, Karl Marx, antes de desarrollar sus ideas, recibe la influencia de los socialistas utópicos franceses, de la filosofía alemana hegeliana y de la economía inglesa de Adam Smith y David Ricardo, a quienes cuestiona en parte en “El Capital”.
Marx afirmó que la lucha de clases es el motor de la historia y la violencia la partera. Sostuvo que para llegar al comunismo, que es una sociedad sin clases donde no habrá explotación porque no existirá clase dominante, hay que construir, como primera etapa, una sociedad socialista.
Cuando vivían Marx y Engels, su inseparable socio, se fundó la primera internacional socialista, momento donde se produce la famosa polémica con los anarquistas rusos Bakunin y Kropotkin. Ellos sostuvieron que una vez realizada la toma del poder, no era necesaria la etapa socialista, sino que dicho poder debería pasar directamente a la clase trabajadora para que controle los medios de producción y de esta manera no sería necesario el Estado socialista. Cuando Marx murió, se realizó la segunda internacional, momento en que surge la polémica entre Lenin, que planteaba la violencia como medio para hacer la revolución, y el alemán Bernstein, quien con otros socialistas alemanes, sostuvo que para llegar al socialismo no había que cancelar la democracia, porque significaba una conquista y un avance en la historia de la humanidad. Hubo una tercera internacional y fue en esta en donde Lenin fundó el Partido Comunista de Rusia.
Se produce la revolución y luego de esfuerzos denodados por transferir el poder a los soviets para que los trabajadores dirijan sus empresas, no logra este objetivo y el Estado toma definitivamente el control de la economía. Había nacido el Estado totalitario en la Unión Soviética que, a través distintas prácticas y métodos represivos, continuó funcionando brutalmente con Stalin en Rusia y de ahí en diversas partes del mundo.
En Occidente el socialismo democrático ha tenido un relativo éxito y ha contribuido con ciertos avances socioeconómicos en el marco del capitalismo europeo occidental. En el Perú, gracias a las obras de José Carlos Mariátegui, el pensamiento socialista empieza a ocupar un espacio importante. Asimismo, encontramos influencia marxista y socialista democrática en el aprismo auroral.
Hubo una larga lista de partidos socialistas, marxistas y no marxistas en nuestro país. Su mayor éxito político fue cuando logran unirse y ganar las elecciones de 1983, poniendo a Alfonso Barrantes en la Municipalidad de Lima. Otro momento importante es su representación en la Asamblea Constituyente que dio origen a la Constitución de 1979.
Actualmente son claros movimientos socialistas Juntos por el Perú, liderado por Verónika Mendoza, el Frente Amplio, de Marco Arana, y Perú Libre, del líder sindical magisterial Pedro Castillo.
Como se sabe la vía totalitaria al socialismo ha fracasado. ¿Podrá triunfar la vía democrática?