El cierre del plazo de inscripciones de agrupaciones políticas para participar en los próximos comicios generales ha centrado el debate en la oferta electoral. Una extensa y documentada nota de Martin Hidalgo (El Comercio, 9/7/2024), por ejemplo, brinda un útil pantallazo de lo que se viene.
No es poca cosa que haya cerca de una treintena de grupos con posibilidad de presentar candidaturas. A pocas horas del plazo límite, han primado la poca novedad y el voluntarismo.
Pero vale la pena poner los ojos en la demanda: los temas en la cabeza del elector, que seguramente se convertirán en breve plazo en el eje de la campaña. Un aspecto que suele ser transversal es la expectativa de cambio. Desde 1990, ha estado presente en lemas como “el cambio responsable” que propuso Alan García en el 2006 frente al “salto al vacío” de su oponente o la “gran transformación” de Ollanta Humala en el 2011. Hasta el cínico “no más pobres en un país rico” de Pedro Castillo en el 2021 llevaba implícito el ánimo rupturista.
En cuanto a problemas específicos, la reciente encuesta del IEP (La República, 7/7/2024) presenta el trípode sobre el que tendrá que asentarse la oferta política: economía (29%), inseguridad (22%) y corrupción (21%). No son temas novedosos, aunque ponerles cifras ayuda a dimensionarlos.
Es importante también seguir su evolución desde el 2022, cuando la medición correspondió con el gobierno de Castillo. De los tres, economía e inseguridad son los que tienen variaciones significativas, que deben observarse con atención.
En octubre del 2022, la economía era considerada el principal problema por un 31%. La cifra se movió en junio del 2023 (27%) y parece retomar la tendencia al alza en julio del 2024 (29%). En los subtemas, sin embargo, debe notarse un importante incremento en la pobreza/desigualdad, que pasa del 1,7% (2022) al 6,2% (2024).
En cuanto a inseguridad, la preocupación se ha incrementado marcadamente. Pasa de ser el tercer problema en el 2022, con un 10%, al segundo lugar, duplicando su proporción (22%).
Es importante, además, considerar las brechas regionales que persisten en julio del 2024, sobre todo en lo referido a economía e inseguridad. Quienes consideran a la economía como el principal problema (29%) son menos en la capital (22%) que en todos los otros bloques regionales: rural (41%), norte (32%), centro (38%), sur (30%) y oriente (35%).
La inseguridad, en cambio, presenta un promedio nacional del 22%, con picos en Lima (30%) y el norte (26%), y porcentajes mucho menores en los demás espacios (rural, 15%; centro, 21%; sur, 10%; y oriente, 15%).
Cuando la campaña caliente, las numerosas candidaturas (a la presidencia y al Congreso) tendrán que presentar propuestas de solución. Será entonces cuando el riesgo de ofertas efectistas se incremente.