Las mineras tienen, desde hace años, regulaciones muy exigentes en múltiples temas. Entre ellas, el plan de cierre para evitar los pasivos ambientales de otras épocas. Bajo rigurosa fiscalización de los organismos competentes, tienen que dejar todo como lo encontraron; de ahí el cronograma de cierre. En la mayoría de casos, sin embargo, encuentran nuevas vetas para continuar sacando minerales (seguir ganando, dando empleos y pagando impuestos) y se hace un trámite para ampliar esa fecha. De hecho, el proyecto minero Inmaculada ya está en ello.
Pero súbitamente llegó la paraca Vásquez: “respecto de las cuatro mineras, no va a haber más ampliación ni para el proceso de explotación, exploración e incluso para el cierre de minas”.
Y llegó en una semana que había levantado algunas brisas de esperanza de que, al menos en economía, habría algunas reglas básicas que se respetarían. Ello, dada la composición final del directorio del BCR, el discurso de Pedro Francke en la CADE y, más importante aún, el del propio Pedro Castillo afirmando que: “los empresarios tienen todas las garantías para invertir en el Perú […]. En el país existen seguridad jurídica y reglas claras”.
El ventarrón que desató Mirtha Vásquez solo 24 horas después se llevó todo lo dicho y nos retrotrajo a la época de Bellido y Cerrón.
¿Por qué lo hizo?
Habría que señalar que los buenos modales de la ministra y su vocación por conversar con otras fuerzas políticas no borran el hecho de que ella fue congresista del Frente Amplio de Marco Arana, abierto opositor a la minería en Cajamarca, y directora de Grufides, la ONG desde donde se canalizó este punto de vista. No hay, pues, grandes sorpresas.
Pero ella tenía que saber que, en su rol de primera ministra de un Gobierno que se encuentra con el agua al cuello, hay cosas que no puede hacer sin traer graves consecuencias.
Una hipótesis es que ella ignorara lo explicado en el primer párrafo, aunque luego de tantos años de confrontación con la minería esto parece inverosímil.
¿Fue más bien la respuesta política de alguien constantemente cuestionada desde dentro del Gobierno y desde Perú Libre por ser una “caviar” lejana al “verdadero” pueblo? ¿O fue la presión de una sólida multitud seguida de la adrenalina que le generaba darles la razón en todo y (casi literalmente) cortar de raíz el “problema”?
Lo cierto es que la metida de pata de la ministra “moderada” ha sido tan honda que se han invertido los roles en el Gobierno y el “radical” Castillo la ha desautorizado (quizás más que por discrepancias de fondo, por la ojeriza que le tiene a quien lo presionó en público para sacar a dos ministros y a su preciado secretario general). Sostuvo el presidente: “No han existido ni existirán decisiones unilaterales, ni arbitrarias ni al margen de la ley” (¡auuuch!).
Ahora, ¿cómo le van a explicar a las comunidades con las que firmaron un acta de compromiso que han cambiado de posición? Que lo que había que hacer era propiciar un diálogo caso por caso y asunto por asunto. ¿Les creerán de nuevo? Difícil, no.
Lo que viene en Ayacucho son más conflictos y quizás más violencia. Y no solo es allí en donde la minería está experimentando grandes dificultades.
Como consecuencia de las “negociaciones” de Bellido y luego de Vásquez, sumadas a un ministro de Energía y Minas que considera que el 100% de la responsabilidad de los problemas recae en las empresas, ha aumentado la frecuencia de los bloqueos en el corredor minero sur, casi al punto de que cuando la vía no está bloqueada en Cotabambas, lo está en Espinar y, cuando no allí, en Chumbivilcas.
No se salva ni Anglo American, a la que ya se le atribuye contaminación ambiental, pese a estar Quellaveco recién en etapa de construcción. Varios días de bloqueo de la carretera anuncian más dificultades a futuro.
Finalmente, Vásquez ha creado un problema quizás ya insoluble para las posibilidades de crecimiento de la economía en el 2022. El BCR ya estimaba que el próximo año el crecimiento de la inversión privada iba a ser cero y, con esto, resulta bien difícil que ello se revierta. Esto, en un país en el que el 80% de toda la inversión es privada.
Coda: Más allá de la notoriedad mediática que obtiene Patricia Chirinos por ser “la pionera de la vacancia”, no queda claro qué de bueno pueda quedar para el país de esta aventura condenada al fracaso, ya que no hay los votos ni por asomo. Lograrían, eso sí, que Castillo se presente como víctima de un “intento de golpe” y que una parte de la población que ya empezaba a ver con claridad el desastre que está significando este Gobierno perciba como víctima de una “conspiración del mal” a quien, más bien, encarna como nadie “el mal Gobierno”.