El gobierno de Francisco Sagasti es un gobierno de transición. Con tino, él mismo agregó que se trata, también, de un gobierno de emergencia.
Si no se resuelve la emergencia, se amenaza la transición. Esperamos que eso no suceda, pero, más que esperanza, necesitamos convicción.
El actual gobierno no está dando los primeros pasos para atender la emergencia. Un ejemplo, flagrante, es el de la crisis de las vacunas.
La presidenta del Consejo de Ministros, Violeta Bermúdez, ha anunciado que Pfizer tiene listo el pedido de 9,9 millones de dosis para nuestro país. A pesar de que el Perú, bajo el gobierno de Martín Vizcarra, no culminó el proceso de negociación.
Ese gobierno no quiso aplicar la Ley para una compra de emergencia. No recurrió a la Ley 29459, ley de productos farmacéuticos, dispositivos médicos y productos sanitarios, de noviembre del 2009.
Esa ley autoriza la importación de productos farmacéuticos “sin registro sanitario o en condiciones no establecidas en el registro sanitario” en “situaciones de urgencia o emergencia declarada” (art. 16, 1).
La ley prevé, además, “situaciones de salud pública en las que se demuestre la necesidad y no disponibilidad del producto en el mercado nacional.” (art. 16, 4).
Por si fuera poco, ese mismo gobierno dictó el Decreto de Urgencia 110 el 10 de setiembre de este año. Ese dispositivo legal recuerda que es el Poder Ejecutivo el responsable de conducir la política nacional de salud.
El objeto de la norma fue “establecer medidas extraordinarias, en materia económica y financiera, para facilitar y garantizar el acceso, adquisición, conservación, distribución y aplicación de las vacunas…” (art. 1).
El DU facilita las contrataciones “de acuerdo con los usos y costumbres internacionales y las condiciones establecidas por el mercado para ello.” (art. 2).
Se dio facultades al Ministerio de salud para “suscribir contratos, acuerdos y/o convenios con el sector privado” (2.2).
Lo más importante: “El financiamiento, cofinanciamiento o colaboración al que se hace referencia… puede estar orientado también a cubrir los riesgos que implique la aceptación de las condiciones que imponga el mercado comercializador de las vacunas…” (2.3).
El gobierno de Vizcarra no recurrió ni a la Ley del 2009 ni a su propio DU de setiembre. Por eso el Perú no tienen vacunas hasta el momento. Chile, Argentina, México, Costa Rica, Colombia, Brasil las tienen; nosotros, no.
El gobierno de Sagasti no tiene por qué heredar las taras del gobierno anterior. No tiene a un Swing que quita tiempo en Palacio de Gobierno ni conferencias de prensa de varias horas congelando el tiempo de los ministros.
Sagasti tiene que hacer lo que no hizo Vizcarra. Debe ir a cada una de las instancias de gobierno para ver dónde está el nudo y desatarlo. No hay pretextos. El presidente, siempre, tiene el máximo poder.
La vergüenza internacional se la lleva, hasta el momento, Martín Vizcarra. Con todo el poder en sus manos, no logró que se firme un contrato.
La pregunta es si el presidente Francisco Sagasti quiere asociarse a esa incapacidad de gobierno. Yo creo que él tiene la gran oportunidad de, en algo tan importante, diferenciarse del gobierno anterior.
Esperamos, realmente, que se confirme como un gobierno de emergencia y no termine, en cambio, como un gobierno en emergencia.