Pese al Ministerio de (in)Cultura y Prom-Perú, el maestro Andrés ‘Chimango’ Lares León y los danzantes de tijeras se presentarán en tres importantes festivales en Europa. Y digo “pese”, pues ambas instituciones le dijeron “no” al notable violinista ayacuchano cuando pidió apoyo para un viaje.
Si fuera por “papá gobierno” –siempre tan descuidado con sus hijos–, la gira europea no se daría. Felizmente, ayer un grupo de artistas amigos realizó un concierto para recaudar fondos. También Apdayc se portó donando el dinero necesario para trasladar el arpa andina que acompaña al conjunto. A esto hay que sumar el aporte desinteresado de una persona indignada por el desamparo que padecen nuestros danzantes de tijeras, como tantos otros artistas de provincias.
Una nota publicada el miércoles último por quien escribe estas líneas logró mover voluntades y concretar algo que era responsabilidad y obligación de este Estado que siempre termina zafando cuerpo.
‘Chimango’ se cansó de tocar las puertas de un Estado indiferente a las expresiones del arte y la cultura populares, especialmente bajo la actual gestión de la señora Diana Álvarez-Calderón.
Basta recordar su estreno en el cargo. Álvarez-Calderón dijo entonces “estoy feliz porque en el Perú hay muchas ‘huacas’, como Choquequirao”. ¿Llamar huaca a la llacta inca –es decir, ciudad– de Choquequirao? Eso debió bastar para que saliera por la misma puerta por la que equivocadamente se le hizo entrar. Como se hace cada días más evidente.
La ministra se las arregló luego para convertirse en fugaz estrella de las redes sociales por celebrar una malacrianza del notable pintor José Tola, durante una actividad oficial en Miraflores. Tola puede hacer lo que le plazca, ella como autoridad ¡no!
Ese artista plástico balbuceó ruidos extrañísimos en vez de dar el discurso esperado por quienes le rendían homenaje, al develar en un parque miraflorino una escultura suya donada por la viuda del recordado economista Carlos Rodríguez Pastor.
A los presentes esa “gracia” del excéntrico Tola les cayó bastante mal, pero ella lo celebró con carcajadas (ver el vergonzoso video en You Tube).
A la risueña señora no le gustó la columna que publiqué el miércoles narrando las peripecias de ‘Chimango’, tampoco le gustará esta. Envió una carta para que me rectifique (seguramente enviará otra por esta). Pero la verdad no puede rectificarse. Álvarez-Calderón dice que desde ese ministerio se hizo mucho por la danza de tijeras, y por ello Unesco la incluyó en su lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Cierto, pero eso dice fue en el 2010, cuando ella no tenía vínculo con el sector.
‘Chimango’ ha sido enfático y declaró que consideraba el trato recibido (más bien maltrato) como una marginación. No le falta razón. La actual ministra de Cultura asfixia con un limeñismo ciego a los colores de los pueblos más remotos, sordo a la dulzura de los coros de mujeres andinas, a las orquestas de piedras de los asháninkas, a los versos y poemas que surgen entre arenas y esteras y al sonido inigualable del violín del maestro Lares.