La inseguridad ciudadana es el principal problema de la ciudad, para el 75% de los limeños (Lima Cómo Vamos, 2018). Por eso, el candidato percibido por la población como el ‘mejor preparado’ para luchar contra la inseguridad y delincuencia, Daniel Urresti, es uno de los favoritos a ocupar el sillón municipal.
Para muchos, el hecho de ser ex militar es un buen indicador de su preparación para esta tarea. Si esto es verdad, sin embargo, su performance al frente del Ministerio del Interior (junio 2014-febrero 2015) y su plan de gobierno municipal deberían respaldarlo, ¿verdad?
—El Ministerio del Interior —
Cuando llega al ministerio, en junio del 2014, el índice de victimización nacional urbano venía cayendo desde el 2011 (INEI). Una tendencia que se mantuvo por algunos meses más, hasta que empezó a crecer nuevamente en enero (29,7), febrero (29,9) y marzo (30,1). Poco después de la salida de Urresti y el ingreso de Pérez Guadalupe, el índice volvió a caer. Así, por más que Urresti se la pasaba recorriendo las calles, mismo ‘reality’, para que la población percibiera que ‘algo se estaba haciendo’, y esto disminuyó la desaprobación de Humala, en los hechos se descuidó la lucha contra la inseguridad.
También recordemos que durante la gestión de Wilfredo Pedraza (julio del 2012 a noviembre del 2013) se tomó la decisión de eliminar el régimen 24x24, para gran parte de la PNP. Un sistema que, si bien otorgaba ingresos extras a los mal pagados policías, incentivaba que estos prioricen su actividad secundaria, por encima de su servicio público.
Para atenuar el impacto en sus salarios, el gobierno aprobó un aumento sin precedentes en cinco tramos. Sin embargo, cuando Urresti llegó al ministerio esta reforma se paralizó, seguramente para contentar a los policías que querían el aumento más el 24x24. Felizmente, la reforma se pudo retomar con la llegada de José Pérez Guadalupe, aunque estuvo en riesgo de no implementarse.
—El plan de gobierno —
En varios casos, su plan propone realizar acciones que son de competencia del ministro del Interior. Este es el caso de crear ‘tres megacomplejos policiales: uno en el norte, uno en el este y uno en el sur’, la ‘adquisición de patrulleros’, etc.
Asimismo, llama la atención que su plan proponga realizar un patrullaje coordinado entre la policía y el serenazgo, porque esto ya existe. Y está repleto de declaraciones vagas o imprecisas, como desarrollar “mayor capacidad de defensa ciudadana”, “fomentar conciencia y [una] nueva actitud en materia de seguridad”, o “instalar alarmas en áreas estratégicas de la ciudad”, sin explicar cuáles serían esas áreas ni cómo funcionarían las alarmas.
Además, el plan tiene ausencias importantes, como no mencionar la necesidad de incrementar los ‘mapas del delito’ que se producen anualmente, para saber cómo focalizar la lucha contra la delincuencia.
En otras palabras, su performance al frente del Ministerio del Interior y su plan de gobierno no avalan que se trate del ‘mejor preparado’ para la lucha contra la inseguridad. Más bien dan cuenta de un político populista e improvisado, que puede ser un buen candidato a participar en un ‘reality show’, pero que difícilmente realizará una buena gestión contra la inseguridad ciudadana.
Además, a estos ‘atributos’ hay que sumar que se está presentando como candidato del partido Podemos Perú, una iniciativa de José Luna Gálvez, financista clave de Solidaridad Nacional, el partido de Luis Castañeda Lossio, y que presentó firmas falsas de Paolo Guerrero, Pedro Gallese, entre otros. Una acción que para Urresti fue solo una ‘criollada’. Votar por Urresti para mí es votar para que nada cambie. Después no salgamos a gritar que se vayan todos.