Populismo xenófobo: No hay terreno más fértil y más peligroso para el populismo que el miedo. Nada más fácil que buscar en otro, externo y ajeno, explicación de todos nuestros problemas. Que la violencia adicional que ocasionan los venezolanos que delinquen es un tema que se tiene que abordar con seriedad, especificidad y profesionalismo es indudable. Pero lo que ha hecho el gobierno con la “brigada contra la criminalidad extranjera” es demagogia; muy rendidora para la platea, pero demagogia.
Las tareas de inteligencia, más aún aquellas que requieren un esfuerzo focalizado especial, no se publican en los diarios, se hacen en secreto. Una cosa son grupos operativos y otra separar de manera orgánica ese trabajo por el origen nacional de los criminales.
No hay nada peor en seguridad que parecer que se hace algo para obtener portadas y aplausos. Por ahí, en Cajamarca, donde ya las autoridades dicen que el delito lo traen los trujillanos y chiclayanos, proponen crear la “brigada contra los delincuentes costeños”.
Esas medidas nunca resisten el paso del tiempo. Con esta hay dos riesgos evidentes: (1) otras unidades policiales toman distancia de esa tarea y no se genera ni comparte suficientemente información. (2) Se contribuye desde el gobierno a un clima de linchamiento que, en algún momento, va a tener consecuencias en vidas humanas y, lo más probable, de personas inocentes.
Ciudadanía y ‘enforcement’: ¿Cuánto del indenoscriptible tráfico de la metrópoli es responsabilidad de nosotros, los conductores? No tengo forma científica de estimarlo, pero debe ser importante.
Cada vez que se produce un trancón en una intersección, porque jugando con el ámbar nos quedamos en medio, obstaculizando a los que les toca pasar, no solo se paraliza ese lugar específico, sino se genera un efecto multiplicador, que va deteniendo el tránsito a la distancia, a modo de las ondas que se forman al tirar una piedra al agua. Si eso se multiplica por cientos de piedras simultáneas, se explica parte del infierno del tráfico de Lima y Callao.
Lo mismo cuando se bloquean cruces cuando la cola del semáforo supera una cuadra (¿para ganar qué? ¡Nada!). Más vil y aún menos ciudadano: mirar bien si no hay un policía para voltear a la izquierda donde está prohibido; o circular por la vía de emergencia, para retornar más rápido de las playas.
Lamentablemente, incluso en los países que más los tienen, nos son suficientes los valores cívicos. Si no hay ‘enforcement’ (agentes que hacen cumplir la ley), hay una pata coja; y, como en el Perú el civismo es tan escaso, nos quedamos sin nada. Si no hay autoridad que sancione, si todo se puede “negociar” por poco precio, no hay forma de avanzar.
La PNP enfrenta tantos, diversos y complejos problemas de seguridad, que sus miembros no deberían estar reemplazando semáforos. Para eso no estudiaron los suboficiales tres años y cinco los oficiales. Su capacidad, experiencia y número se requieren para verdaderos trabajos policiales. Pero hay resistencias en el interior de la institución y sin apoyo político –que para este tema no tuve– no se puede cambiar esa realidad.
Me parece que es momento para que agentes municipales debidamente capacitados y legalmente empoderados asuman paulatinamente esa función. Necesitamos miles, pero el MEF lo debe asumir como una inversión. Cada minuto que una persona queda atrapada en el tráfico perdemos productividad.
Minería y calentamiento global: Cada vez estoy más convencido de que si logramos salvar al planeta del desastre del calentamiento global no va a ser por las decisiones de los líderes mundiales; algunos de los cuales incluso niegan el problema. Ojalá lo logremos con el uso masivo de energía no contaminante. Y, en ello, los minerales tienen un papel que cumplir. Afortunadamente el cobre, nuestro principal producto minero, va a ser cada vez más necesario para producir energía renovable y amable con el medio ambiente (solar-térmica, fotovoltaica y eólica). Estas tecnologías, además, requieren mucha mayor proporción de cobre que las antiguas.
El planeta no necesita menos minería de cobre, sino mucha más (obvio, con altos estándares ambientales y sociales). Lo mismo vale para el litio que permite almacenar la energía y usarla en las horas en que no se produce por factores naturales (ahí somos un jugador más pequeño, pero parece que también tenemos).
El Perú podría lograr mucho mayor desarrollo económico contribuyendo al medio ambiente. Ojo: si no lo hacemos nosotros, lo harán otros países.
*El autor fue ministro del Interior en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.