En el 2010 tuve la oportunidad de visitar un templo sintoísta en Japón. Me llamó la atención que las personas aplaudieran cuando se acercaban a los altares. Le pregunté a mi guía por qué hacían eso y él me respondió:
–Aplauden para que los espíritus se levanten porque están durmiendo.
La respuesta me pareció razonable. Si los espíritus duermen, hay que despertarlos para conversar con ellos. Sin embargo, cuando le pregunté si creían en Dios, me dijo:
–Hay ocho mil dioses y el tuyo está entre ellos.
Entonces, me funcionó el chip monoteísta:
–¿Cómo sabes tú que hay ocho mil dioses? ¿Los has contado? –inquerí.
Mis palabras fueron irónicas e irrespetuosas, pero en ese momento no me di cuenta. Minutos después, reparé que había ofendido su sensibilidad religiosa y me disculpé.
¿Cómo es Dios? Hace unos años le hicieron esta pregunta a una poderosa computadora y esta respondió: “Dios es convexo”. Para el ordenador, Dios tiene la forma del universo. A Dios lo representamos de diversos modos, sobre todo a través del arte.
En la historia, la mayoría de las culturas fueron politeístas, como la egipcia, la persa, la griega, la romana, la germana, la andina y otras, pero ahora predomina el monoteísmo. Ya no son varios dioses, sino hay un solo Dios creador de todo lo que existe en el universo.
El monoteísmo es de origen oriental y si bien algunos filósofos, como Platón, hablan de un gran demiurgo, creador de todo y al que todos se someten, esta idea fue solo planteada como posibilidad en un conjunto de creencias politeístas.
Antes que los judíos, Akenatón, emperador egipcio, creó la adoración de Atón como único Dios y causó una revolución religiosa, proscrita tras su muerte.
Los hebreos hablaron de un solo Dios: Jehová. Esta creencia fue recogida por los cristianos y musulmanes. Había nacido el monoteísmo estructural que se va imponiendo cuando se convirtió en religión oficial de un pueblo.
La consolidación del cristianismo se debió a la decisión del emperador romano Constantino de declararlo religión oficial del Estado Romano. Algunos historiadores dicen que lo hizo por cálculo político. Igualmente el islam se consolidó cuando se hizo oficial y se expandió.
¿Por qué hay millones de adoradores de Alá y seguidores de Mahoma su profeta? ¿Por qué hay millones de cristianos, adoradores de Cristo, hijo de Dios, el Dios verdadero que por acto milagroso se encarnó en la Virgen María y se hizo hombre para la salvación del mundo del peor flagelo de la humanidad que es el pecado y que mañana recordamos su nacimiento?
Estas religiones se expandieron por el mundo porque las culturas a las que pertenecen fueron imperios y, por lo general, los países dominantes imponen sus creencias religiosas.
Sin embargo, hay otro hecho más interesante: ¿por qué cuando aparece el racionalismo filosófico, que todo lo cuestiona, no pudo terminar con las creencias religiosas, en especial el monoteísmo?
Ello se debe a que en el ser humano existe la esperanza de que puede vivir después de la muerte, que vamos hacia Dios, así en el mundo quedamos religados con Dios y no separados de él, pese a que no lo vemos y ni siquiera sabemos qué forma tiene. Eso se llama fe y la fe es un misterio para la compresión humana.
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