Una de las secciones más interesantes del debate electoral del domingo fue aquella en la que se invitaba a diversos expertos a hacerle preguntas a los candidatos. Esta fue una oportunidad importante para darle visibilidad a temas distintos a los que suelen dominar la discusión electoral. Sin embargo –y a pesar de preguntas que hacían precisamente eso, como la de la especialista Norma Correa sobre la pobreza– al terminar el debate era claro que una serie de temas habían quedado fuera. Uno que me llama la atención es el del racismo. ¿Cómo puede ser que esto, que impacta de alguna forma la vida de absolutamente todos los peruanos, no sea considerado un tema de discusión? Más aún, ante esta ausencia, es particularmente escandaloso que la última sección del debate se dedicara a preguntas como ¿cuál es tu libro favorito, tu color favorito, tu plato favorito? No tiene mucho sentido que ahora pueda decir que el libro preferido de un candidato es “Cien años de soledad”, pero no cuál es su diagnóstico y propuestas para acabar con la discriminación racial.
Lo que vimos es sintomático de la prioridad que tiene el racismo en la cobertura y campaña presidencial: ninguna. Aquí algunos seguramente dirán que esto es natural en un contexto de pandemia y crisis económica. Más allá de que yo crea que los derechos de las personas a no ser discriminados son parte de esas dos conversaciones, y que en cualquier caso merecen por sí mismos ser prominentes en las campañas, lo cierto es que el problema no solo es su ausencia en el debate público. También lo es que el racismo no tenga un lugar central en los planes de gobierno.
Ya el domingo, en una columna en este Diario en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, la investigadora Ana Lucía Mosquera señalaba que solo siete de los planes de gobierno hablan del racismo o la discriminación racial. Quiero continuar el trabajo que hacía en esa columna, poniendo el foco en los planes de los cinco punteros.
Yendo a mayor detalle, al ver los planes de Acción Popular y de Renovación Popular solo encontré algunas genéricas referencias a la igualdad entre los peruanos, sumadas, en el caso de Acción Popular, a propuestas para “fortalecer la identidad nacional”.
Victoria Nacional sí menciona la discriminación racial, pero también de forma bastante general, al decir que “rechazamos toda forma de violencia o discriminación física, económica, racial, sexual, religiosa e ideológica, y fomentamos una cultura de tolerancia y respeto mutuo entre todos los peruanos”. Asegura que tiene como misión la “lucha frontal contra la discriminación”, y entre lo más concreto que llega a decir está, por ejemplo, que en lo que toca a la educación privada “estandarizaremos los criterios de evaluación en la postulación para evitar toda forma de discriminación”. Las propuestas de Fuerza Popular también son generales, e incluyen “promover un amplio debate nacional con participación de todos los actores políticos y sociales, para tratar el tema de discriminación en todas sus formas, alentando los mayores consensos posibles para incorporar en la legislación peruana las modificaciones que permitan la cautela de sus derechos”.
El plan de Juntos por el Perú es el único que menciona la palabra racismo. Dice que “persiste la normalización de violencia simbólica e impunidad en casos de racismo y discriminación étnico-racial a personas indígenas, afroperuanas y sus descendientes” y presenta algunos objetivos sobre el tema, entre ellos “tipificación del delito de injuria racial” y “fortalecer una instancia para prevenir el racismo, la discriminación y xenofobia”. La viabilidad y efectividad de estas propuestas concretas es otro tema de necesaria discusión, pero en este caso hay al menos información sobre la que se puede debatir.
Me podría dedicar el artículo entero a compartir datos que nos muestran por qué la discriminación racial es tan dañina (ahí pueden, por ejemplo, encontrar la I Encuesta Nacional de Percepciones sobre Diversidad Cultural y Discriminación Étnico-Racial, realizada por encargo del Ministerio de Cultura y publicada en el 2018). Pero más que repetirlas en este espacio, quiero llamarlos a pensar en el racismo, en la discriminación racial, en cómo causan tanto daño en nuestro país, en los peruanos, y a pensar qué es lo mínimo que quieren pedirle a sus candidatos sobre el tema.