El presidente Martín Vizcarra sorprendió esta semana con la designación de Salvador del Solar como presidente del Consejo de Ministros (PCM). La encuesta de El Comercio-Ipsos efectuada inmediatamente después de la juramentación del nuevo Gabinete revela que el cambio ministerial detuvo la caída en el apoyo popular que Vizcarra venía registrando desde diciembre, pero no la revirtió. En efecto, la encuesta efectuada entre el 13 y el 14 de marzo registra un 56% de aprobación para Vizcarra, dos puntos menos que la encuesta de hace un mes (El Comercio-Ipsos), aunque una cifra similar a la de otras encuestas más recientes, efectuadas en las semanas previas al cambio de Gabinete. A su vez, la designación de Del Solar es aprobada por el 44% y desaprobada por el 36% de encuestados, cifras más favorables que las de su predecesor, que concluyó su gestión con el 27% de aprobación y el 45% de desaprobación. Entre los sorprendidos por la designación de Del Solar estuvieron tanto quienes esperaban que a Villanueva lo sustituyese un político con amplia experiencia como quienes, más bien, han destacado las habilidades políticas de Del Solar. Santiago Roncagliolo, por ejemplo, escribió que “Vizcarra no ha elegido un gestor. Ha elegido un heredero”. En cualquier caso, dado que el desgaste de Villanueva tenía ya buen tiempo, es probable que la decisión del presidente de convocar a Del Solar y de efectuar una amplia renovación de su Gabinete, reforzando la presencia femenina, haya sido muy meditada.
Quienes hubiesen preferido un político más experimentado en la PCM olvidan que el enorme desgaste de la clase política nacional –acelerado con el Caso Odebrecht– está obligando a una jubilación anticipada de la vasta mayoría de quienes han desempeñado una actividad política extensa en el país. Del Solar demostró en su paso por el Ministerio de Cultura que su inexperiencia en la gestión pública era ampliamente compensada por sus grandes dotes de comunicación, fundamentales en el quehacer político, sobre todo sumadas al afecto que ya despertaba en la población por su exitosa carrera como director y actor de cine, teatro y televisión. La capacidad que demostró para convertir su popularidad cinematográfica en apoyo popular durante su gestión ministerial llevó a muchos a ver en él a un potencial candidato presidencial. Con la designación de un político popular en la Presidencia del Consejo de Ministros, Vizcarra envía una poderosa señal de que no aspira a la reelección en el 2021, pero que sí quisiera dejar a un sucesor, como dice Roncagliolo. Lamentablemente, esa misma perspectiva hará más difícil la gestión de Del Solar porque deberá trabajar con políticos de diversos partidos que lo ven como un rival potencial. La verdad es que los críticos de Vizcarra y Del Solar deberían despreocuparse. El desgaste político es acelerado en un país con tanta desconfianza y carencias como el Perú. Salvo que se incurra en un populismo desenfrenado, el apoyo popular se irá perdiendo paulatinamente. Como se sabe, los populistas consiguen altos niveles de apoyo popular en el corto plazo a costa de sacrificar el mediano y largo plazo. La Venezuela de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro es un ejemplo extremo de eso, pero hay otros. Afortunadamente para el Perú, ni Vizcarra ni Del Solar parecen tener inclinaciones populistas desenfrenadas. Como todo político, han tenido y tendrán que jugar en varios momentos “para las tribunas” pero, al menos en el campo económico, parecen ser personas sensatas.
El riesgo para Vizcarra y Del Solar sigue siendo la gobernabilidad. Aunque debilitada, la coalición de Fuerza Popular, el Apra y el Frente Amplio que se tumbó a Pedro Pablo Kuczynski podría ser también el principal freno de su gestión. Ya el vocero del Frente Amplio se ha manifestado abiertamente en su contra. La izquierda radical aspira al fracaso del centro político al que convoca el gobierno actual. Lo mismo ocurre con los conservadores radicales que se oponen a las ideas liberales en materia de género que defienden Vizcarra y Del Solar. A la coalición opositora se sumarán los corruptos de todo pelaje. El problema para el país es que el temor a perder gobernabilidad puede llevar a la parálisis. Para gobernar con éxito se requiere no solo escuchar a la opinión pública –que demanda sobre todo más seguridad y justicia, y mejor educación y salud–, sino también negociar con los diversos sectores económicos y sociales que pueden contribuir al desarrollo del país. Por ejemplo, si bien no hay condiciones objetivas para una gran reforma laboral como quisieran los empresarios, sí hay mucho espacio para conversar con ellos de manera que se pueda promover la competitividad y la inversión y, con ellas, el crecimiento económico y la mejora en el bienestar de la población. El futuro político de Vizcarra (55 años) y Del Solar (48 años) no está en el 2021, sino en el 2026. Me da la impresión de que ellos lo ven así. Ojalá lo entiendan de la misma manera sus opositores y los dejen trabajar por el bien del país. *El autor es presidente ejecutivo de Ipsos Perú.