El ex presidente Alejandro Toledo nos regaló otra imagen de sus modales para el recuerdo y la vergüenza nacional: se sacó un zapato en plena reunión de la COP 20, mostrándole su media al mundo. Y no, no era una protesta contra una reunión calificada con justificada razón de “farsa”, por la congresista ex oficialista Verónika Mendoza; simplemente tuvo ganas de sacarse el zapato, así como cuando metió la mano en una hielera o descargó la vejiga en la llanta del avión presidencial.
Mientras las cámaras y los periodistas se concentraban en el zapatito del #Ecotevo, ocurría algo más importante: la Cumbre de los Pueblos, evento paralelo organizado por los pueblos originarios y la sociedad civil. Ajenos a las cámaras, hostigados para impedir su arribo a Lima (siendo sus buses intervenidos en las carreteras), los participantes en esta cumbre se reúnen en el Parque de la Exposición, y entre los temas que tratarán figura la “crisis de civilización”.
El solo hecho de que voces indígenas, campesinas, pobres, informales o antiinversión queden fuera de la COP 20, es muestra de esa crisis. ¿Nuestras autoridades y algunos ingenuos colegas quieren reforzar la insana y empobrecedora civilización monocorde, monocultural, incapaz de debatir las ideas, ni compartir las propias?
La gente común está hastiada del doble discurso, de las caretas, del juego de buenos y malos inventado por los políticos para eternizarse en cargos. Muestra de ello fue el baldazo de realidad recibido por la alcaldesa Susana Villarán en la inauguración de la cumbre alternativa, cuando con una banderola dos jóvenes le recordaron las muertes del desalojo de La Parada. Ella se fue y dejó bien plantado al alcalde de Bogotá, Gustavo Petro.
¿Villarán cree que no debe asumir responsabilidades? Luego por Facebook dijo: “La intolerancia y la violencia verbal se adueñaron esta noche de la Cumbre de los Pueblos”. No, no es intolerancia, es indignación frente a la doble moral de autoridades que llegadas al poder se transforman en aquello que tanto criticaron.
Para hoy la Cumbre de los Pueblos promueve la Marcha Mundial en Defensa de la Madre Tierra. Los ciudadanos de a pie exigirán la adopción de medidas firmes frente al cambio climático, porque es un hecho que de la COP 20 no saldrá ni un borrador.
Las reuniones ambientales exclusivas y excluyentes son hoy paraíso de burócratas viajeros. Ya en la última Río+20 (2012), de la ONU, el propio Maurice Strong, presidente de la Cumbre de Estocolmo (1972) y de la Cumbre de la Tierra (Río, 2012), terminó sentado junto a esta periodista en un evento paralelo y públicamente manifestó estar decepcionado “por el bajo nivel del debate de la cita oficial, la exclusión y la falta de un real compromiso ambiental”.
La COP 20 es una muestra de todo ello, y le costó al país la friolera de U$ 77,6 millones. ¡Faltaba!
IncoherenciaCritican discurso oficial en materia ambiental— La congresista Verónika Mendoza, de Acción Popular-Frente Amplio, calificó de “incoherente” al gobierno por tener un discurso para la “tribuna internacional” que se contradice con las políticas que implementa a nivel interno en materia ambiental y de derechos humanos.
Encuesta DatumEl 92% no sabe qué es la COP 20— A pesar de que el Perú es uno de los países en la región que con mayor fuerza sentirá el impacto del cambio climático, según encuesta de Datum, 92% de peruanos no sabe qué se discutirá ni para que servirá la COP 20.