“Es un invitado del presidente para que encabece la transferencia de la cartera de Vivienda”, dijo Vladimir Cerrón sobre Daniel Salaverry. Asimismo, aseguró que lo más probable es que un miembro de Perú Libre sea el próximo presidente del Consejo de Ministros: “El señor Roger Najar Kokally es la propuesta para el premierato”, dijo.
Cuesta encontrar coherencia entre la reciente actitud del exgobernador regional de Junín y la frase que, durante la campaña, pronunció el presidente electo Pedro Castillo, anunciando que no se vería al señor Cerrón “ni siquiera de portero en el Estado”. Más bien, ese parece ser precisamente el puesto que ha asumido tras la proclamación del candidato de Perú Libre como nuevo gobernante, con voz y conocimiento sobre quiénes lo rodean o sobre quiénes podrían llegar a hacerlo. De hecho, emitidos los votos y confirmada la victoria de Castillo, el interés de este y su entorno por marcar distancia del fundador del partido del lápiz ha disminuido drásticamente, mientras que las apariciones públicas del cuestionado exfuncionario se van haciendo más frecuentes.
El señor Hernando Cevallos, integrante del equipo técnico de Perú Libre, incluso ha elegido ser radicalmente transparente con su indulgencia a Cerrón. “En salud sí necesito las opiniones de Vladimir Cerrón”, ha dicho. Incluso, interpelado por este Diario sobre el papel concreto que tendría en los planes de salud y vacunación del siguiente gobierno, el médico ensayó una frase tan curiosa como preocupante: “Me dijeron: ‘Pero es corrupto’. ¿Qué tiene que ver? Yo no soy juez, soy un médico que está aportando desde el punto de vista técnico”. Una expresión que da cuenta de que las serias acusaciones que pesan sobre Cerrón podrían no bastar como filtro en el nuevo Poder Ejecutivo.
Como se sabe, desde que comenzó la campaña por la segunda vuelta, la presencia de Vladimir Cerrón ha sido problemática para Pedro Castillo, y este siempre lo entendió, aunque apenas haya reaccionado con tibias (y poco convincentes) señales de distanciamiento cuando aún buscaba convencer a la ciudadanía de que optase por él. Acabado el tiempo para pedir votos y próximo a jurar el cargo de presidente, el apremio por demostrar que el exgobernador regional no figurará en el nuevo régimen se acabó. Ello a pesar de que 90% del país, según una encuesta de El Comercio-Ipsos, fue claro al señalar que no lo querían en el Gobierno. Y las razones sobran, e incluyen tanto su radicalismo como sus claros y crecientes problemas con la justicia.
Pero ahora todo el poder recae en Castillo. Cómo decida actuar en los próximos días marcará la pauta de su nueva administración. Pronto sabremos, en fin, no solo si la promesa del presidente electo de mantener alejado a Cerrón fue una farsa, sino también de qué están hechos aquellos que se plantearon como garantes del nuevo gobierno. La presencia de Roger Najar en la PCM, por ejemplo, sería inaceptable y debería ser cuestionada con particular ahínco por la izquierda “moderada” que apadrinó a Castillo camino al balotaje. Solo ayer “La República” informó sobre los serios cuestionamientos que pesan sobre Najar, que incluyen denuncias de la ciudadana Grace Kelly Najar en el 2009 para que la reconociera como la hija que tuvo con una adolescente de 14 años en 1987. Frente a imputaciones de esta talla, es claro que si se confirma a Najar como primer ministro se certificaría también el poder de Cerrón y la sujeción del nuevo Ejecutivo a un proyecto político con poco de hoja de ruta y con mucho de desvío.
Ante ello, solo queda insistir una vez más en que el presidente electo tiene que, de una vez por todas, dejar claro el camino que su administración tomará. Los nombres de los nuevos ministros no pueden esperar y la urgencia trasciende la necesidad de darle tranquilidad a la ciudadanía, pues también está en juego la asepsia del Ejecutivo que está por instalarse.