Toda la gloria militar de esta memorable jornada refleja y resplandecerá todavía sobre los heroicos vencedores en Tarapacá, que tuvieron la fortuna envidiable de borrar el negro nubarrón que empañó el brillo de las armas peruanas en el funesto desastre en la pampa de Dolores y, sobre todo, en el empinado cerro de San Francisco, el 19 de noviembre de 1879. Tarapacá es para el Ejército peruano la prueba de su naturaleza privilegiada tan fuerte como enérgica y poderosa para sobrellevar y sobreponerse a las privaciones y los peligros. Por eso, el Perú, que estimula el sagrado fuego del patriotismo, saluda reverente a sus defensores caídos en esa batalla cuya efeméride recordamos hoy.