El presidente de la República, Augusto B. Leguía, como todos los años, realizó una minuciosa inspección de la Escuela Naval, quedando sumamente complacido por la forma en que se realizan los trabajos. Frente al edificio de la escuela se había levantado un mástil, y a las 12 p.m en punto, el señor Leguía, con un disparo, inauguró la bola horaria. Simultáneamente, todos los buques fondeados en la bahía hicieron sonar sus sirenas comunicando así la hora oficial que regirá a partir de ese momento en todo el Perú. Terminada la inspección, el señor Leguía se retiró complacidísimo.
H.L.M.