Con la elección de Joe Biden, se salvó EE.UU. de seguir cerrándose al comercio y a la inmigración a paso acelerado. El mundo también se salvó, dado el empeño de Donald Trump de buscar conflictos con China y minar acuerdos comerciales internacionales.
Para quienes valoramos la integración económica, Biden mejorará la postura de EE.UU. Pero, ¿podemos esperar una liberalización comercial y migratoria con el nuevo gobierno? Algunas encuestas recientes indicarían que sí. Por primera vez en 55 años, por ejemplo, Gallup encontró que el porcentaje de estadounidenses que apoya un incremento en la inmigración supera al porcentaje que favorece disminuirla. Y el Chicago Council on Foreign Affairs reporta que el apoyo al comercio internacional se ha disparado a cerca del 90% entre demócratas y republicanos.
Desafortunadamente, más allá de revertir las medidas retrógradas que impuso Trump, esto no quiere decir que EE.UU. se abrirá mucho más que en el 2016. Respecto a la inmigración, Biden reducirá las deportaciones y rescindirá una serie de órdenes ejecutivas que restringen la inmigración de países musulmanes, de refugiados y de los que buscan asilo, por ejemplo. Eso último afectará a México y Centroamérica, donde se encuentran miles de personas cuya entrada a EE.UU. anteriormente estaba permitida.
Donde sí habrá un cambio notable es respecto a los 11 millones de inmigrantes indocumentados. Biden quiere legalizarlos. En vez de pasar por el Congreso, se apoyará en leyes existentes para lograrlo. Quizás no llegue a legalizar la totalidad, no por lo menos en el corto plazo, pero sí alrededor de la mitad. Será un paso positivo. No obstante, la medida representará un cambio en el estatus de los inmigrantes que ya están en EE.UU. y no afectará el flujo migratorio, donde las reformas de Biden serán modestas.
EE.UU. volverá a una cierta normalidad respecto a la política comercial. Pero el analista Dan Ikenson nos advierte de no olvidar qué tan disfuncional era la normalidad antes de Trump. En ese entonces, los demócratas se opusieron a los acuerdos de libre comercio y los republicanos los apoyaban. Hace décadas que no se ha visto un gran progreso respecto la liberalización comercial. Hoy por hoy, ambos partidos respaldan todo tipo de medidas proteccionistas.
Esas posturas políticas serán difíciles de cambiar. No solo se han fortalecido los intereses que se han beneficiado de mayor proteccionismo en los últimos cuatro años, sino también las posturas proteccionistas de los demócratas luego de que Trump compitiera con ellos en esos términos.
Aun así, Biden revertirá algunas medidas de Trump como por ejemplo la imposición de aranceles sobre el acero que afectaron a los socios comerciales y aliados de EE.UU. Biden hasta intentará reincorporarse al acuerdo comercial conocido como el Comprehensive and Progressive Trans-Pacific Partnership del que forma parte el Perú y del que Trump retiró a EE.UU. Pero dado el estado político actual en Estados Unidos, no será fácil.
Otra diferencia importante con Trump es que Biden apoyará a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los acuerdos comerciales multilaterales. Sin embargo, la gran pregunta, según Ikenson, es qué tanto pueden coexistir EE.UU. y China dentro de la OMC especialmente dado que ambos países violan sus reglas cuando les conviene y sobreponen sus prioridades de manera regular. Estas prioridades tienen que ver no tanto con disputas comerciales que pueden resolverse dentro de la OMC, sino más bien con la seguridad nacional y la meta de lograr la supremacía tecnológica global.
Para el bien del mundo, Biden representa un cambio de rumbo. Pero solo es parcial y se debe en parte al enfrentamiento con China que no va a desaparecer.