La factoría Marvel debe tener un enorme desván donde esconde sus criaturas defectuosas, aquellas que ofenden a su creador. Me los imagino arrastrándose en las sombras, atisbando entre barrotes, atentos al alma caritativa que recuerde sus nombres y rescate sus éxitos de un cuarto de hora.
Pensemos en Nicholas Hammond, por ejemplo. El actor australiano fue el primero en interpretar a Peter Parker/Hombre Araña en “The Amazing Spider-Man” (1977–1979), serie de televisión producida por CBS y emitida en el Perú vía un bisoño canal 9, pero cuyos tres episodios dobles habían animado previamente la cartelera local. Sin imágenes generadas por computadora, la performance del trepamuros en la pantalla marchitaba el poderío que demostraba en la historieta. El mismo Stan Lee aborreció la serie, sea por las libertades que los productores se tomaron con la historia original, sea por la ausencia de los archienemigos habituales. En efecto, mientras para Marvel la calidad de la gesta del superhéroe se mide por la amenazante presencia del villano, en la serie de Hammond no existían orates que volaran en deslizadores o proyectaran tentáculos. Eran solo criminales comunes, sin trajes brillantes, esperando a golpearte en los callejones.
Pero Nicholas Hammond resulta entrañable para quien reconozca que la intimidación del pillo anónimo resulta más real que la destrucción masiva ideada por un villano de cómic. Los enemigos de ese Hombre Araña sin efectos especiales y cinturón sobre el traje de algodón eran también los nuestros. Algo parecido sucedía con Bill Bixby, quien en “El hombre increíble” interpretaba a un extremadamente melancólico doctor Banner, a quien lo asaltaban, lo golpeaban, lo humillaban en público. Y nosotros solo esperábamos el primer plano de sus pupilas contraídas, la anunciada transformación del hombre en monstruo.
Quentin Tarantino, confeso fan de la serie de Hammond y que tan bien sabe recuperar a las viejas glorias del limbo, le ofreció un brillante retorno en “Érase una vez en Hollywood”, y el actor cumplió el encargo con la dignidad de quien interpreta su propia caricatura. Por el contrario, ningún ejecutivo de Marvel o de Disney pensó en él siquiera para un cameo en la inminente “Spider-Man: Sin Camino a Casa”, que por meses ha venido ventilando los rumores del retorno de Tobey Maguire y Andrew Garfield para asistir a Tom Holland en la confluencia de los universos paralelos. Recientemente, Hammond le confesó a “The Hollywood Reporter” que nunca lo llamaron para esa secuela. “Creo que hubiera sido muy divertido tener al viejo allí”, dijo con confesa decepción.
Aunque el multiverso sea infinito, en él no hay lugar para viejos.