A medida que las temperaturas aumentan y los patrones climáticos se vuelven más impredecibles, la agricultura enfrenta nuevos y diversos desafíos derivados del calentamiento global.
La región norte del Perú es muy diversa y rica en recursos naturales. Es conocida por su agricultura altamente rentable, en especial en la producción de arroz, caña de azúcar, mango, arándanos y diversos vegetales. Así también, es más propensa al efecto del cambio climático, pues las elevadas temperaturas que alcanza la costa norte dañan significativamente los cultivos.
Esto puede reducir la producción y la calidad de las cosechas, así como aumentar la incidencia de las plagas y enfermedades. La capacitación de los agricultores es necesaria para afrontar las altas temperaturas, pues esta condición climática provoca un estrés abiótico muy intenso en las plantas, lo que genera que no aprovechen su máximo potencial. Esto significa una reducción del rendimiento y una mala calidad de los frutos.
La agricultura norteña es vulnerable, pero tiene un papel crucial en la mitigación de este fenómeno. Las prácticas agrícolas pueden amplificar o reducir los efectos del cambio climático, y la innovación y la colaboración son capaces de transformar la agricultura en una fuerza positiva.
Si bien el calentamiento global presenta amenazas graves para la sostenibilidad agrícola, también ofrece una oportunidad única para transformar nuestros sistemas agrícolas en prácticas más resistentes y viables. En este contexto, es crucial la innovación tecnológica, la inversión en investigación agrícola y la aprobación de políticas públicas adecuadas.
El desafío del cambio climático en el agro peruano es inmenso, pero no insuperable. Cultivar con innovación, adaptación y brindar conocimiento es fundamental para garantizar la buena producción. Esto requiere un enfoque integral, que combine la adopción de prácticas agrícolas sostenibles y el fortalecimiento de la capacidad de adaptación de los agricultores, que será la única manera de mejorar el país.