“¡Estoy buscando a mi hija!”, se lee en una gigantografía que ha sido vista en distintos lugares del país, colgada en la parte trasera de un camión conducido por Moisés Riveros, un desesperado padre que ha tenido que salir a las calles a buscar por sus propios medios a la menor de sus hijas, Marllory Riveros, cuyo paradero se desconoce desde el pasado 15 de mayo.
El caso se encuentra en la Divincri de Huancayo y la Quinta Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Huancayo, pero la información sobre los avances de la investigación es casi nula: no hay noticias y, para el señor Riveros, cada día es una agonía.
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“La fiscalía no nos da un informe detallado, solo nos dice que es un caso cerrado (privado), que están avanzando, están en la búsqueda, viendo algunos culpables, pero hasta la fecha no tenemos ninguna respuesta. Ya son 42 días”, lamenta Riveros.
El padre de esta joven universitaria de 20 años incluso viajó a Lima para solicitar ayuda al Ministerio de la Mujer. Según contó, la ministra Diana Miloslavich coordinó con el Ministerio del Interior para que un equipo de la Policía Nacional emprendiera la búsqueda, pero los agentes policiales retornaron a la capital sin éxito después de una semana.
Las sospechas
El 15 de mayo, Marllory había coordinado reunirse con un amigo que estaba de cumpleaños. Riveros cuenta que su hija le había solicitado el permiso con muchos días de anticipación y, si bien no conocían al muchacho, confiaban en ella, ya que llevaban una amistad de tres años. La joven salió de casa al promediar la 1:30 p.m. Su hora de retorno debía ser a las 6 p.m., pero nunca regresó.
Las autoridades han interrogado a esta persona, quien aseguró que Marllory, quien cursaba estudios de Ciencias Forestales en la Universidad Nacional del Centro del Perú, nunca llegó a la cita, aunque a su papá todavía le quedan algunas dudas.
Otros interrogados han sido dos muchachos que la joven conoció en una discoteca el día anterior a su desaparición. Ella había acudido al lugar junto a su hermana y su cuñado para celebrar sus recién cumplidos 20 años. Los interrogados señalaron no tener ningún tipo de vinculación en el caso.
Para Riveros, otra de las piezas clave es una transferencia por Yape que su hija recibió el mismo 15 de mayo alrededor de las 5 p.m. Sin embargo, las autoridades aún no han indagado sobre ello.
“La computadora la han enviado a Lima y no están exigiendo. Ya son más de cinco días que pasaron y no pide más información el fiscal”, manifestó. En tanto, sigue recorriendo con el camión la selva central e incluso ha pensado llegar hasta el Vraem ante sus sospechas de trata de personas.
“Era bien dedicada al estudio, bien puntual en su horario. Sin envidiar a los demás, pero hay muchas chicas que tal vez salen a fiestas sin control y no les pasa nada. A mi hija, que ha estado bien dedicada al estudio y todo, le sucede esto. Me agobia día a día”, revela Riveros, quien no logra entender por qué tuvo que ser su hija esta vez.
La búsqueda
La historia de Moisés Riveros es la de muchas personas que no encuentran respuesta ni ayuda en las autoridades y deciden tomar acción por sus propios medios. A fines de mayo, al no tener noticias de su hija, pidió licencia por 15 días en su trabajo para salir a buscarla por su cuenta.
La empresa en la que trabaja le prestó el camión que viene usando hasta ahora, con el que ha recorrido localidades como Huancayo, Cerro de Pasco, La Oroya, La Merced, Tarma, Pangoa, Pichanaqui, Puerto Ocopa, Satipo y más.
Ha llegado a las orillas del río, a los cerros, discotecas, bares, morgues y otros lugares, pero sin éxito. Con él, lleva la última fotografía que se tomó con su hija, precisamente el último día que estuvo con ella.
Riveros debía emprender un viaje de trabajo y no pudo estar presente en el cumpleaños de Marllory. Sin embargo, almorzaron juntos la tarde del miércoles 11 de mayo. Esa fue la última vez que la vio.
Él ha asumido el rol de padre y madre para sus dos hijas durante los últimos 8 años, desde que su esposa falleció. Cuenta que ha recibido ayuda de algunos amigos y familiares, pero todavía no ha sido suficiente. La angustia de no tener a su hija no le permite realizar sus actividades con normalidad.
“No puedo trabajar, pero prácticamente trabajo puedo conseguir aunque sea en el mercado vendiendo cualquier producto, pero lo primero es encontrar a mi hija [...] Yo tomé el rol de padre y madre, de no descuidarlas, estar pendiente y cada día que pasa es agobiante no tenerla”, narró.
Buena, estudiosa, responsable y obediente, así describe y seguirá recordando Moisés Riveros a la menor de sus hijas. Ha reconocido que no flaqueará en su búsqueda; al contrario, seguirá “día y noche”. Ha establecido nuevas rutas para los próximos días y pide al Ministerio Público y la Policía Nacional que intensifiquen el trabajo.
Para cualquier apoyo o información, el teléfono de contacto es el 983473483.
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