En los últimos años, las áreas protegidas y las concesiones de conservación en la Amazonía han sido claves para reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y luchar contra el cambio climático.
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Entre el 2013 y el 2017, estas zonas de conservación han evitado la expulsión a la atmósfera de 3.170 millones de toneladas métricas de carbono. Dicho en otras palabras: el bosque amazónico actuó como un inmenso almacén natural de dióxido de carbono (CO2), que no solo ha evitado la expulsión de este gas a la atmósfera, sino que además ha generado oxígeno.
Un estudio del Proyecto Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) –a cargo de la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA) y la Amazon Conservation Association (ACA)– ha detectado que de ese total de 3.170 millones de toneladas métricas de carbono, el 58% (1.850 millones) ha sido retenido en bosques de áreas naturales protegidas. Asimismo, el 36% (1.150 millones) en áreas de comunidades nativas tituladas, y el porcentaje restante (309 millones), en reservas territoriales indígenas destinadas a los pueblos en aislamiento voluntario.
—Registros anuales—Pero otro dato resalta la relevancia de este análisis: los 3.170 millones de toneladas métricas de carbono retenidos en la Amazonía peruana son equivalentes a dos años y medio de emisiones de gases de efecto invernadero de los Estados Unidos. La cifra también equivale a 88 años de emisiones de GEI desde el Perú. Sin embargo, debido a la progresiva pérdida de bosques (sobre todo por la deforestación que producen algunas actividades mineras y agropecuarias), en los últimos cinco años se ha registrado una disminución de 59 millones de toneladas métricas de carbono retenidas por la selva.
“Al comparar los datos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, encontramos que [esta pérdida] representa a casi la mitad [47%] de las emisiones de carbono anuales en el Perú”, explicó Matt Finner, investigador principal de ACA y encargado del proyecto. Las regiones con la mayor disminución de carbono retenido son Loreto (13 millones de toneladas métricas), Ucayali (13 millones), Huánuco (7 millones), Madre de Dios (7 millones) y San Martín (7 millones). De acuerdo al experto, esto se debe a la agricultura migratoria a pequeña escala, la minería aurífera y las plantaciones de palma aceitera y cacao a gran escala.
—La deforestación—Según cifras oficiales, en el 2016 el Perú perdió 164 mil hectáreas de bosque natural debido a la deforestación. César Calmet, coordinador del Programa Nacional de Conservación de Bosques del Ministerio del Ambiente (Minam), dijo que la deforestación tiene un ritmo creciente, y entre el 60% y 70% de esta se produce por la agricultura migratoria de pequeña escala (menos de cinco hectáreas) vinculada con movimientos migratorios de personas en situación de pobreza. “La respuesta a ello es generar actividades para que las personas utilicen el bosque de manera sostenible. A partir del próximo año, iniciaremos proyectos de inversión pública con pequeños productores y comunidades, a fin de darles opciones como las de monitoreo, vigilancia y aprovechamiento de cadenas productivas sostenibles. Esto, para que no tengan la necesidad de talar el bosque”, precisó Calmet. Daniel Castillo, coordinador responsable del área de asistencia técnica del mismo programa del Minam, resaltó que más allá de las reservas de carbono, las áreas naturales protegidas son espacios donde se conserva y concentra la mayor diversidad. Añadió que es importante evitar espacios no categorizados de bosque, es decir, áreas que no tienen un derecho asignado o un responsable que evite su depredación.
—Los bonos de carbono—En el Protocolo de Kioto, suscrito por el Perú, se propuso una serie de mecanismos para reducir las emisiones que provocan el cambio climático en el planeta. Los bonos de carbono o créditos de carbono, se estableció como uno de estos mecanismos de descontaminación. Cada país realiza periódicamente sus inventarios de las emisiones de gases y se compromete en reducirlos. En esta iniciativa empresas públicas y privadas en el marco de su responsabilidad social compran estos bonos para reducir sus huellas de CO2 al medio ambiente generadas por su actividad diaria.
En el Perú, el Sernanp tiene con las ANP tres proyectos de reducción de emisiones por deforestación y degradación de bosques (REDD+), que promueven la conservación de los bosques, la biodiversidad biológica y promover actividades económicas sostenibles. Deyvis Huamán, especialista de Sernanp, explica que con estos tres proyectos se conservan 2 millones de hectáreas en áreas protegidas y en estas se ha logrado verificar 22.2 millones de créditos de carbono. “Esta certificación nos permite comercializar los créditos de carbono en mercados voluntarios y hemos logrado un presupuesto de S/130 millones desde el 2008 para la conversación de las ANP”, dijo el funcionario del Sernanp quien añadió que con ese dinero se han podido construir puestos de control o contratar más guardaparques. “Si conservas una hectárea de bosque estas conservando las 500 toneladas de carbono que resguardan”, añadió. Disney es una de las principales compañías del mundo que compra bonos de carbono al Perú, además están Toyota, Seguros Rimac, Pacífico Seguro, Scotiabank, entre otros.