Harry está preso en el penal El Milagro de Trujillo desde hace 18 meses. Le faltan ocho años para que cumpla su condena. Ingresó a la penitenciaría acusado de vender droga. Tiene un hijo de ocho años y cuando se enteró que el papa Francisco vendría a Trujillo, se emocionó, su fe en Dios creció y decidió elaborar un “árbol de la vida” para regalárselo al Sumo Pontífice.
El “árbol de la vida” de Harry Reátegui fue elaborado con madera (tornillo), fierro galvanizado y hojas de lata. “Quiero decirle al Papa que en un penal también hay vida, que sentimos y amamos. En las calles nos califican de forma diferente aun cuando todos somos iguales”, confiesa.
En el penal El Milagro de Trujillo, un grupo de internos vive con intensidad y devoción la visita del papa Francisco a esta ciudad. Harry gestiona un permiso para asistir a la misa de este sábado en Huanchaco para entregarle personalmente el “árbol de la vida” que elaboró en el Centro de Educación Técnica Productiva de la penitenciaría.
Edgar Cruz (51), sentenciado por robo agravado, elabora por su parte un cáliz de barbotina [mezcla de arcilla y agua]. A pocos metros de él, Milton Pérez, director del grupo de música Nueva Imagen que se prepara dentro de la penitenciaría, toca las congas mientras el resto de los integrantes de la agrupación interpreta la canción de bienvenida al Papa.
“El Papa genera un suspiro dentro de mí, su visita nos transmite paz”, añade José Goicochea, de 20 años y sentenciado por haber robado un celular. Según el director del penal, Milton Guevara, siete internos saldrán de la carcelería el sábado para escuchar la misa en Huanchaco. “Han sido escogidos por su buena conducta, por las terapias que realizan dentro”, detalla.
Los siete internos que verán al Papa, añadió Guevara, no necesariamente serán Milton Pérez y su grupo de música, pero en ellos la fe ha crecido y cantarle al Sumo Pontífice desde la penitenciaría ya les llena el alma.
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