La Pampa, ese infierno de minería ilegal enclavado en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional del Tambopata (Madre de Dios) donde confluían la trata de personas, la explotación sexual, las torturas y el sicariato, ha quedado -por ahora- en silencio.
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Desde la madrugada del martes último, más de dos mil agentes a cargo del general PNP José Baella, jefe de la Dirección de Protección de Medio Ambiente de la policía, irrumpieron en los principales campamentos extendidos sobre miles de hectáreas de selva depredada, para el decomiso y destrucción de maquinaria que era utilizada en la extracción de oro. En la megaoperación participó personal de la Dirincri, Dinoes, entre otras unidades.
Según confirmó el general Baella, en total se intervinieron 83 campamentos en tres sectores: Zorro Valencia, La Nueva Peña y Tres Fronteras. Asimismo, se intervino a 225 personas, de las cuales seis fueron detenidas por el delito de minería ilegal. Otros sujetos tenían requisitorias por diferentes delitos.
Se informó preliminarmente que se destruyeron 31 motores, 756 galones de diésel, 1.070 metros de mangueras, 2.850 metros de tubos de PVC, dos motosierras, cinco balsas, una palanca hidráulica, tres bombas de succión, once generadores eléctricos, seis congeladores y 100 metros de soga. También se incautaron 32 motos lineales, seis radiadores y 19 trimotos. Se calcula que cada uno de los motores destruidos tenía un valor que oscilaba entre los S/70.000 y S/80.0000.
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También fueron allanados cientos de locales donde se ejercía la prostitución -incluso de menores- en las zonas denominadas Mega 11, Zorro Valencia, La Peña y Tres Fronteras. Como parte de esta acción policial se rescató a seis mujeres y a dos menores de edad, quienes estaban cautivas dentro de los campamentos. También se detuvo a tres personas sindicadas como sospechosos del delito de trata de personas.
Los caseríos que se habían formado en estos sectores también quedaron intervenidos por personal policial, y con ello se ha producido un éxodo de familias dedicadas al comercio pero también vinculadas con la minería ilegal.
Las dragas y los motores ahora son dinamitados mientras grupos de mineros con sus familias abandonan el lugar en largas caminatas por las trochas que dan hacia la Vía Interoceánica. La policía ha instalado varias bases entre los kilómetros 98 y 107 de la carretera para evitar que los moradores reingresen. En un recorrido por distintos sectores de La Pampa, El Comercio constató que aún hay presencia de mineros ilegales en los pozos de extracción, aparentemente, en custodia de maquinaria que a la policía aún le falta detonar.
Se informó que los negocios asentados en los kilómetros 106 y 107 de la Vía Interoceánica serán demolidos.
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