La pandemia del COVID-19 golpea con fuerza a la región Piura. Desde la quincena de marzo, las inhumaciones en el cementerio San Miguel Arcángel pasaron de cuatro a 14 por día, aproximadamente, alertó la gerenta general de la Beneficencia de Piura, María Guadalupe Arellano Zapata.
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Según la funcionaria, en el mes de diciembre se registraron entre 3 o 4 sepulturas por día, de los cuales dos a tres eran por el nuevo coronavirus. La cifra se mantuvo en enero, febrero y marzo, sin embargo, en la quincena de marzo el número de entierros se elevó entre 8 a 10 por día.
“El panorama es desolador. Se muere un miembro de la familia y a la semana siguiente viene otro familiar a ser sepultado y a los tres días otro de la misma familia. El último lunes 26 de abril, hubo 14 inhumaciones, de las cuales siete eran por COVID-19, aunque yo diría que podrían ser más. He visto hasta cuatro integrantes de una familia morir en dos semanas. Es desgarrador ver a la gente llorando por sus seres queridos, pero a veces no tomamos consciencia de la emergencia que vivimos”, señaló Arellano.
Solo hasta el 28 de abril se calcula que el camposanto recibió 170 difuntos. Ante esta demanda y la posible llegada de una tercera ola para este mes de mayo, autoridades de la Beneficencia indicaron que en 30 días estará disponible un pabellón con 110 nichos y a la par se pondrá en marcha la construcción de otro pabellón para albergar a 528 fallecidos. Por el momento, María Arellano aseguró que aún hay cerca de 300 nichos disponibles.
Fosas comunes
Sin embargo, si la emergencia por la pandemia se torna más hostil y los decesos se incrementan de forma exponencial, de tal manera que los cementerios de la región no se den abasto, se habilitarán las fosas comunes a fin de cumplir con las inhumaciones y que las familias puedan darles cristiana sepultura a sus difuntos.
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Según la gerenta general de la Beneficencia, la excavación se realizó el año pasado con fondos que destinó el Gobierno Regional. Se trata de un terreno de 50 hectáreas, ubicado a 20 minutos de la ciudad de Piura, que se utilizó para realizar 10 zanjas, con proyección de dos niveles, a fin de inhumar a los difuntos.
“Si hubiera la necesidad, la urgencia, si todos los cementerios de la zona están desabastecidos, la Beneficencia tiene esta alternativa”, remarcó la funcionaria.
Panorama similar
En la región de Lambayeque, el aumento de decesos por COVID-19 también incrementó significativamente la demanda de sepelios en la ciudad de Chiclayo. El último mes de abril, la Beneficencia de la ciudad inauguró en el cementerio El Carmen el cuartel “San Isidro Labrador”, el cual cuenta con 462 nichos disponibles.
La directora de la entidad, Ericka Araujo González, dijo a un medio local que hasta el 28 de abril se contabilizaron 177 fallecidos que ingresaron al camposanto.
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Al igual que las regiones norteñas, el departamento de Ica también sufre los estragos de la pandemia. El presidente de la Beneficencia Pública, José Escate, informó que ante la gran demanda de decesos se vio en la necesidad de construir una séptima fila de nichos ubicados encima de los pabellones ya ocupados del cementerio de Saraja. Escate señaló que hasta el mes de abril más de 230 nichos aún estaban disponibles.
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