Frente al incremento de las hectáreas de hoja de coca, cinco cooperativas productoras de cacao y café del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) han decido unir fuerzas y conformar una central en defensa de los cultivos orgánicos de esta parte del país. La nueva organización se denomina Central de Cooperativas de Productores Organizados de Cacao & Café del Vraem (CPC Café & Cacao del Vraem) y es integrada por 3.000 familias, de las cuales 1.000 cuentan con certificación orgánica.
La superficie cultivada con hoja de coca en producción en el Perú alcanzó las 49.900 hectáreas, de acuerdo al último informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), dado a conocer en diciembre del año pasado. El 43% se encuentra en el Vraem, donde existen 21.646 hectáreas de coca.
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Según Herbert Valverde Pérez, miembro de la CPC de Café & Cacao del Vraem, el avance de la hoja de coca pone en riesgo la producción orgánica sostenible por el uso indiscriminado de glifosato, herbicidas, plaguicidas y fungicidas. “Nuestras áreas de producción cuentan con certificación orgánica y sello de Comercio Justo que permiten que el café y cacao obtenga mejores precios, pero como tenemos al costado cultivos de hoja de coca corremos el riesgo de que nuestras tierras sean contaminadas y perdamos esas certificaciones”, explica Valverde.
“Las certificadoras nos exigen barreras vivas que funcionen como cortavientos para que los insumos de la coca no ingresen a nuestros cultivos. Están siendo más estrictas y recogiendo muestras de suelo y de los granos para ver si contienen químicos prohibidos”, sostiene.
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Por ello, la CPC de Café & Cacao del VRAEM está convocando a las cooperativas más importantes de la zona para llamar la atención del Estado y pedir que ejecute con carácter de urgencia un programa de fortalecimiento de la producción orgánica de cacao y café. Entre las acciones propuestas se incluyen la renovación de los cacaotales, la reducción de plagas y enfermedades del cacao, así como la búsqueda de nuevos mercados para el café con precios diferenciados o subsidiados.
“Si es que el Estado no nos apoya estimamos que al 2021 muchas de las familias productoras de café y cacao ya no tendrán nada que exportar y, lamentablemente, van a tener que dedicarse a la hoja de coca”, señala Luis Santivañez Sánchez, gerente general de Cooperativa Agraria Cafetalera El Quinacho. El Vraem es la zona cocalera con más plantaciones nuevas del país, con 1.342 hectáreas más reportadas en el 2017, según el informe de Unodc.
La alta rentabilidad de la hoja de coca frente a otros cultivos explica el porqué del aumento de las hectáreas. Según estimaciones de Geni Fundes, gerente general de la Central Café & Cacao, por 1.500 kilos de café pergamino se genera un ingreso anual de S/7.500 y por la misma cantidad de cacao en grano se obtiene S/9.000, mientras que por 400 arrobas por hectárea de hoja de coca se gana S/60.000. Cada arroba contiene 11,5 kilos, lo que representa 4.600 kilos por hectárea. En promedio, la hoja de coca puede rendir hasta cuatro cosechas por año frente al café que produce una sola vez al año.
Los productores también esperan una salida de parte del Estado para las deudas contraídas con Agrobanco y que no pueden pagar por una suma de factores críticos: el bajo precio internacional del café, las plagas que reducen la productividad del café y el cacao; así como las multas de la Sunat por no bancarizar sus movimientos.
“La Sunat nos ha puesto una multa de S/1’700.000 por no bancarizar, pero en el Vraem no hay bancos, recién ha aparecido el Banco de la Nación, además el productor, que vive en zonas muy alejadas, no te va a aceptar un cheque”, refiere Eduardo Vidalón Orellana, presidente del consejo de administración de la Cooperativa Agraria Cafetalera del VRAE (Cacvra).
La CPC Café & Cacao del Vraem es integrada por la Cooperativa Agraria Ecológica Cacaotera Valle Río Ene (Coopavre), la Cooperativa Tropical Ecológica de Kimbiri-CATEK, Cacao Vraem, El Quinacho y Cacvra. Han conformado un comité que periódicamente viajará a Lima para reunirse con diversas instituciones responsables de resolver esta problemática que va más allá del ámbito agrícola.
—La respuesta del Estado—De los más de 38 cultivos orgánicos que el Perú produce y exporta, sobresalen el café, cacao, banano y quinua. El 26,7% de la superficie nacional cosechada es de café orgánico y el 18,8% es de cacao orgánico, según el Ministerio de Agricultura (Minag). Cusco, Junín y Ayacucho, que forman parte del Vraem, son algunos de los departamentos en los que se concentran ambos cultivos.
Para superar las limitaciones para la producción orgánica, el Minag refiere que en cada departamento existe un Comité de Gestión Regional Agrario que está impulsando proyectos de inversión pública enfocados en el manejo apropiado del suelo, agua y biodiversidad; así como asesoría y asistencia técnica productiva, producción y uso de biofertilizantes, certificación orgánica de bajo costo y sensibilización del peligro de contaminantes químicos como el glifosato y otros contaminantes. Suena bien, sin embargo, según la CPC Café & Cacao del Vraem, estas acciones no han llegado a sus miembros que conforman algunas de las más importantes cooperativas de la zona. Es por ello que solicitan que sus pedidos sean escuchados por el viceministro de Infraestructura Agraria.
El Minag también informa que en el 2015 se desarrollaron proyectos de reconversión productiva que permitieron reconvertir en el ámbito del Vraem un total de 2.636 hectáreas de hoja de coca, por cultivos de cacao, café y piña. Al respecto, la CPC Café & Cacao del Vraem refiere que la reconversión no ha sido bien llevada ya que muchas de esas hectáreas están en mal estado, tienen baja productividad y sus propietarios no reciben asistencia técnica para comercializar debidamente su producción.
Según información enviada por el Minag a este Diario, durante el 2018, el Proyecto Especial de Desarrollo del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Provraem) realizó una evaluación parcial a los proyectos de reconversión productiva concluyendo que un 25% del área evaluada estaba en buen estado de desarrollo del cultivo, pero el 58% estaba en estado regular, y el restante 17% en estado deficiente.
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