Son las 4 de la tarde y el sol comienza a caer en la siempre calurosa ciudad de Pisco cuando un grupo de mototaxis llega hasta una pequeña loza deportiva. Las madres bajan apuradas acompañando a sus hijos, todos ellos son neurodiversos y están aquí para sus clases de básquet, uno de los talleres con los que Renzo Benavides busca cambiar su futuro.
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Como parte de la campaña Peruanos que Suman de El Comercio y el BCP conoceremos al fundador de Por Un Pisco Más Inclusivo, una iniciativa creada para atender a las personas neurodivergentes de bajos recursos.
A mediados del 2022, Benavides conoció al pequeño Terry Álvarez, un niño con autismo cuyas crisis se traducían en rabietas en las calles que tardaban en ser controladas. La convivencia con el pequeño Terry llevó a que Benavides notara lo desatendida que se encontraba esta población en Pisco. “Comencé a investigar, a preguntar y descubrí que no había un lugar dónde ellos puedan desarrollarse. Los pocos que habían tenían un costo que la mayoría de padres no podían cubrir”, recuerda.
Fue entonces cuando decidió poner manos a la obra. Llamó a sus amigos para pedirles donaciones y contactó a las autoridades locales. El primero en sumarse fue un profesor de básquet y juntos armaron el primer taller en un campo cedido por el municipio. Otros amigos les donaron los primeros balones con los que pudieron entrenar.
Unos meses después, sin embargo, la nueva gestión municipal cesó el apoyo y la iniciativa de Benavides quedó a la deriva. Pero esto no le hizo bajar los brazos.
“Comencé a trabajarlo de forma independiente. Llamé a más amigos para ver en qué se podían sumar. Actualmente tenemos un universo de 50 alumnos que van desde los 3 hasta los 40 años y poseen diferentes condiciones como autismo, síndrome de Down, discapacidad física, retardo moderado, retardo avanzado, trastorno de déficit de atención. A ellos les brindamos talleres de básquet, karate, marinera, fútbol y canto. Antes hemos tenido talleres de repostería y manualidades pero es complicado sostenerlos sin fondos”, lamenta.
Cabe resaltar que todos los talleres que ofrece Benavides son gratuitos, pero se asegura de que quienes accedan a ellos sean personas que realmente no cuentan con los recursos necesarios para poder costearlos.
“Yo busco que ellos logren ser parte de la sociedad, sean reconocidos como parte de ella y tengan las mismas oportunidades. Estos chicos no tienen las condiciones para poder pagar, yo considero su condición socioeconómica. Hay quienes sí pueden pagar para que su hijo se desarrolle, pero quienes no tienen no lo pueden hacer”, explica.
En paralelo a los talleres, Benavides ha organizado la primera fiesta de primavera inclusiva en Pisco, a la que asistieron más de 100 niños, además de marchas para concientizar sobre el autismo. “Lamentablemente no hay un compromiso de parte de las autoridades para estas personas, lo que hace un poco más difícil desarrollar el trabajo porque debemos buscar la manera de financiar cada taller, los materiales y los profesores que puedan trabajar de forma gratuita”, señala.
Pero, una vez más, esto no hará que Benavides se rinda. “Esto me ha cambiado la vida. Mira a Dulce, cuando llegó apenas caminaba y a la fecha ya ha tenido presentaciones de danza en público. Sebastián tiene 22 años y nunca se da por vencido, si no le sale algo reniega y lo vuelve a intentar hasta lograrlo. Es gratificante ver cada logro que consiguen”, nos cuenta mientras señala a los alumnos que juegan un partido de básquet.
Este trabajo, sin embargo, aún no está completo. Benavides asegura que aún tiene pendiente conseguir que sus alumnos se inserten en el mercado laboral y ya está trabajando en ello. “Mi proyecto no tendría un final feliz si no logro que ellos entren a un trabajo. No los quiero tener toda la vida en un taller, quiero que sean la primera promoción, que califiquen a un trabajo y luego venga un nuevo grupo que siga su ejemplo. Hay muchos papás que tienen vergüenza o miedo, pero si ven el objetivo final se podrán animar”, confía.
Según explica, las pocas entrevistas de trabajo a las que han podido asistir sus alumnos han sido infructuosas porque muchos carecían de habilidades comunicativas. Un factor en el que ya está trabajando.
“Me he puesto a estudiar terapia de lenguaje y abrimos el taller de canto, así con un poco de tiempo podremos mejorar sus habilidades comunicativas y lo conseguiremos”, asegura.
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