Cuando Albert era solo un niño esperaba a que su padre saliera a trabajar para tomar alguno de los equipos que había llevado a casa y desarmarlos totalmente. El juego que tenía el pequeño homónimo de una de las mentes más brillantes del siglo XX, consistía en tener la pieza nuevamente armada para cuando papá regresara a casa. “Solo buscaba saber qué había adentro de cada cosa, cómo funcionaban”, explica el actual inventor.
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Como parte de la campaña Peruanos que Suman de El Comercio y el BCP llegamos a Piura para conocer al creador de la revolucionaria mototaxi alimentada enteramente por energía solar, quien además sueña con que este sea el primer paso de cara a desarrollar una industria nacional de vehículos impulsados por energías renovables.
Esta curiosidad que poseía desde pequeño y el ejemplo de su padre llevaron a que Albert Einstein Díaz estudiara Electrónica en el Instituto Senati y la Universidad César Vallejo, además de realizar distintos trabajos en movilidad eléctrica, estructuras metálicas y electricidad industrial.
“Todo cambió durante la pandemia”, nos cuenta mientras termina de ajustar unas piezas a su invento afuera de su taller, ubicado en el asentamiento humano Las Malvinas.
“En esa época busqué comprarme una moto, pero quería ahorrar el gasto de combustible. Entonces me enteré que a La Casa del Radiador (un negocio automotriz local) había llegado un lote de motos eléctricas. Me compré una y mi padre me regañó porque me decía que esos modelos no tenían repuestos”, recuerda riendo.
La solución de Albert fue curiosa, compró una segunda moto eléctrica de la que solo sacaría los repuestos en caso sea necesario. Sin embargo, en esa nueva visita a la tienda se enteró de que no solo habían llegado motos lineales sino que también contaban con unas trimotos eléctricas desarmadas.
“Preferí comprar una de esas, la armé yo mismo y comencé a probarla. Ahí descubrí que su autonomía era muy reducida así que comencé a pensar la forma de hacerla más útil”, señala.
Sus primeros intentos apuntaron a instalar un aerogenerador, pero resultaba poco práctico. El abrasador sol piurano, entonces, le dio la respuesta que buscaba. “Había que usar energía solar, es gratis y está siempre ahí”, narra.
Fue entonces cuando Albert comenzó a trabajar en su primer prototipo. “En estos cuatro años he desarrollado cinco prototipos. Entre recursos, tiempo y dedicación yo calculo que me he gastado como 50 mil soles, todos mis fondos de jubilación los invertí aquí. Pero por fin he conseguido con mi último prototipo tener una autonomía de 35 kilómetros y alcanzar una velocidad de 40 kilómetros por hora”, explica.
El éxito detrás del último proyecto de Albert, que le tomó alrededor de cuatro meses completar, está en el innovador sistema de almacenamiento de energía que ha desarrollado para no solo aprovechar los rayos solares sino también paliar las limitaciones que sufren los paneles dependiendo de las condiciones climatológicas.
“Y ahora estoy trabajando en un nuevo prototipo, uno que tenga hasta 70 kilómetros de autonomía. Al inicio pensé en abrir un taller solo para vehículos eléctricos pero después me di cuenta que sería mejor que esto nos permita desarrollar toda una industria nacional dedicada a los vehículos con energía renovable”, afirma.
Albert termina de ajustar los últimos tornillos de su invento y se prepara para salir. A pocas cuadras lo volvemos a encontrar detenido ante un semáforo. “Imagina cómo cambiaría la ciudad si todos los vehículos fueran así”, nos dice señalando a las tradicionales mototaxis que tiene a su alrededor. El semáforo cambia y el inventor retoma su camino por las calles piuranas.
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