Una niña ha decidido dejar sus juguetes de lado para entrar a la cocina en la casa de su abuela materna. Cuando no están envolviendo pescados en hojas de bijao para preparar una deliciosa patarashca, la niña aprende a asar maduros, a cocer frejoles y algunos secretos para prender el fuego más rápido. Cuando toca ir donde la abuela paterna, los sabores salados son reemplazados por deliciosos roscones, unos dulces hechos a base de harina capaces de deleitar cualquier paladar.
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Como parte de la campaña Peruanos que Suman de El Comercio y el BCP, nos encontramos en el distrito de Yarinacocha buscando la cocina de Blanca Pérez, aquella niña que creció para convertirse en una de las cocineras más reconocidas de Pucallpa y quien desde su restaurante “El Tuyuyo” busca revalorizar los insumos de la región integrándolos en una sutil mezcla de las tradiciones ucayalinas con las nuevas tendencias gastronómicas.
“De niña jugaba a la cocinita pero haciendo platos de verdad. Realmente es uno de los primeros recuerdos de mi infancia”, cuenta Blanca desde su restaurante.
La gastronomía también marcaría su adolescencia, especialmente cuando sus padres abrieron Los Ayar, una de las primeras cevicherías de la capital ucayalina y en la que atendieron desde mediados de los años 60 hasta los 80.
Por razones que ni Blanca entiende hasta ahora viajó a Lima para estudiar Farmacia y Bioquímica en una universidad capitalina, pero antes de terminar la carrera decidió regresar a su ciudad, graduarse en Turismo y posteriormente seguir como segunda carrera Gastronomía. “Después de eso me casé y vine a Yarinacocha para fundar El Toyuyo junto a mi esposo, José Luis Neri”, recuerda.
CONOCE A NUESTRA PERUANA QUE SUMA
El nombre, nos cuenta, es un homenaje a un tipo de ave muy parecida a la cigüeña que antes abundaba por la zona y también a su buen amigo, el artista ucayalino Pablo Amaringo, quien le contaba cómo se divertía de niño persiguiendo a esas aves por las playas del río Ucayali.
Desde su cocina Blanca comenzó a pensar en la forma de que los productos de su región sean mejor apreciados, primero por sus coterráneos y luego por el resto del mundo. “Recuerdo que en un momento hubo problemas con el abastecimiento de limones, así que decidimos reemplazarlo por el camu camu en nuestro ceviche. Salió bien y ahora es uno de nuestros platos emblema”, cuenta sonriente.
En situaciones similares, y poco a poco, fueron surgiendo la causa pishpira, hecha a base de yuca; o el yacuruna baby, un plato que mezcla ceviche clásico con ceviche frito. “La mayoría de nuestros platos propios tienen nombres o términos amazónicos. Es una forma de dar a conocer los misterios y curiosidades de nuestra región. Y la idea es seguir explorando nuestra cocina ucayalina para sacar más sabores que tenemos alrededor, pero también con la idea de que seamos una cocina responsable con el medio ambiente. Yo soy hija de esta tierra y lo que quiero es darle un lugar a su cocina en el mundo”, señala.
El primer gran paso en ese sentido lo dio cuando fue escogida para organizar la cena de clausura del pabellón Perú durante la Expo Dubái 2020 (celebrada entre el 1 de octubre del 2021 y el 31 de marzo del 2022), una de las ferias turísticas más importantes del mundo.
La llegada de comensales nos indica que la hora de almuerzo ha llegado, así que a nosotros nos toca despedirnos de Blanca, confiando en que el amor que tiene por la gastronomía de su región y su incansable dedicación llevarán a la cocina ucayalina muy lejos, convirtiéndola además en una gran peruana que suma.
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