En la localidad de Chazuta, en San Martín, don Rivelino se encarga de seleccionar los mejores granos de cacao para enviarlos a Tarapoto. En la ciudad de las palmeras, Valerie Tejada espera su encargo. En el paquete hay pasta y nibs de cacao, además de unas innovadoras gomitas de mucilago que la joven panadera mezclará con chocolate de majambo, leche, huevos y harina para elaborar una deliciosa pieza de pan que ha sido reconocida tanto en el Perú como en el extranjero.
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Como parte de la campaña Peruanos que Suman de El Comercio y el BCP llegamos a Tarapoto para conocer a la ganadora del Campeonato Nacional Munaypan 2022 en la categoría Mejor Pan Innovador, de la Finalísima de Campeones del Pan 2023 y representante del Perú en la Copa IBA Múnich, el Mundial del Pan celebrado en Alemania el año pasado.
Como a muchos peruanos, la pandemia de COVID-19 cambió por completo la vida de Valerie. Con apenas 30 años la emergencia sanitaria no solo tuvo que ponerle fin a su fructífera carrera dentro del BCP sino que también recibió uno de los golpes más duros en la vida. “Perdí a mi padre durante la pandemia, yo vivía con él”, recuerda.
Organizó un viaje a Huánuco para retomar energías y a su regreso se detuvo en el pueblo de Ambo donde una infinidad de variedades de pan le recordaron las conversaciones que tenía de pequeña con su padre, cuando le aseguraba que se casaría con un panadero por el enorme gusto que tenía por las distintas variedades de panes.
Para Valerie esa fue una señal enviada desde el cielo. Era hora de empezar de cero, esta vez detrás de su pasión. Volvió a casa y le contó a su madre que se iría a Arequipa para estudiar panadería. Y así lo hizo.
Medio año después ya estaba de vuelta en Tarapoto, con los conocimientos básicos para entrar al mundo de las harinas y los hornos. Sin embargo, la realidad la golpearía sin piedad. “Nadie me quería dar trabajo porque decían que era un oficio para hombres”, cuenta.
Lejos de amilanarse Valerie buscó una solución: si nadie me da trabajo yo misma me lo daré. Abrió su panadería, la bautizó como Don Hoo en honor a su padre y se dispuso a aplicar todo lo aprendido.
La vida, sin embargo, tenía preparada otra amarga sorpresa. “Tomé los últimos ahorros que tenía y mandé a hacer un horno. Pero cuando lo iba a estrenar me di con la sorpresa de que me habían estafado, había gastado 30 mil soles en un horno que no funcionaba. Mi madre me prestó 1.700 soles y fui a que me hagan un horno con material reciclado”, dice con la sonrisa de quien vence las adversidades del camino.
Nadie imaginaba que el ascenso de Valerie sería meteórico. A los cinco meses la gente ya formaba filas en su local esperando comprar un pan tres veces más caros que en cualquier panadería. “Acá todo el mundo pensaba que el pan era cualquier cosa. Yo le di el valor que merecía en gran parte gracias a Lily Luján, la maestra que tuve en Arequipa. Ella nos decía que el pan estaba vivo, que debíamos valorarlo”, asegura.
Un año y medio después, los deseos de seguir creciendo llevaron a que Valerie busque algún concurso en el que participar. “Un amigo me compartió un link de inscripción, fuimos 180 panaderos inicialmente, pasé la primera fase y quedamos 37, luego me dijeron que estaba en la semifinal y debía elegir una categoría. Cuando caí en cuenta estaba participando del concurso nacional”.
Valerie ganaría la edición 2022 del Campeonato Nacional Munaypan gracias a su Kakawmanta Pannini, que significa Mi Pan de Cacao en quechua de Chazuta, un nombre que le puso siguiendo la sugerencia de su amigo Rivelino.
La victoria le permitió llegar a la Finalísima de Campeones al año siguiente y su destacada participación con un pabellón de panes inspirados en la Amazonía le aseguraron ser elegida como representante del Perú en el Mundial del Pan a desarrollarse el mismo año en Alemania.
“Además del Kakawmanta Pannini llevé toda mi selva al concurso, como un sándwich de jamón de paiche y palmito, pan de pijuayo con shica shica o mi pan de hierbas amazónicas. Nadie imaginaba que podía hacerse panes así con insumos de la selva, para mí fue mágico porque reunimos las riquezas de diversas partes de nuestra región. Y para mí el sentido de mi labor es precisamente esa, quiero llevar las riquezas de mi selva a todos los peruanos a través de mis panes”, asegura la joven.
Actualmente, Valerie divide su tiempo entre su naciente carrera como cantante, sus clases de inglés y diseño gráfico y, por supuesto, su labor como emprendedora panadera anunciando que la remodelación de Don Hoo terminará en unas pocas semanas, esperando abrir sus puertas para alegría de los tarapotinos.
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