Hace poco nos despedimos de Nino Arteaga, el destacado guardaparques que trabaja en el santuario nacional de Pampa Hermosa, y Luis nos condujo hasta nuestro hotel, a un par de cuadras de la plaza de armas de La Merced.
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Después de instalarnos, sin embargo, caigo en cuenta de que estamos en la capital cafetalera del Perú y aún no hemos tomado ni una sola taza. Así que, aunque Hugo prefiere el té, accede a acompañarme en busca de una buena cafetería.
El problema, ahora, es que en un par de horas comenzarán a cerrar todas y no tenemos ni idea de por dónde comenzar.
Abro el mapa en el celular y ninguna sugerencia nos convence. “Lo que daría por una guía que me diga a cuál ir”, pienso mientras un nombre se me viene a la mente: Norka Peralta.
La cofundadora de Cafelab atiende a mi llamada y me cuenta que Pamela Acosta, la otra mente detrás de la página especializada en cafés, acaba de terminar un viaje por aquí.
“Diles que vayan a Tinto Café”, parece indicarle Pamela, una sugerencia que Norka nos hace llegar a través de WhatsApp. Una mototaxi nos dirige al local ubicado a la entrada de la ciudad por menos de dos soles y en el interior nos recibe Madeleine Villa, catadora de cafés especiales que nos deleita con una preparación bajo el método V60.
Mientras vierte el agua caliente sobre los granos molidos, Madeleine nos da una cátedra exprés sobre este preciado grano, el trabajo de los caficultores locales y las nuevas iniciativas que se están produciendo en la región.
Sin duda una gran recomendación que hoy decidimos compartir con ustedes, para cuando necesiten saber por dónde empezar su ruta cafetera durante su próxima visita a Chanchamayo.
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