Luego de la agitada campaña de las elecciones extraordinarias para el Congreso es tiempo de enfriar la cabeza y planear la ejecución del trabajo pendiente para la actual legislatura. En poco más de un año, no hay tiempo para distraernos y una de las tareas inconclusas es la tan mentada reforma política, en la cual se propuso lograr progresivamente la paridad y alternancia en la representación.
Esto significa que para las próximas elecciones generales la cuota de género debería ser el 40 %; las siguientes, el 45 %; y las subsiguientes, el 50 %. Una mala decisión que en esta oportunidad, el Jurado Nacional de Elecciones mantuviera la cuota en 30 % tal como ocurrió en los comicios del 2016.
El dictamen de la Comisión de Constitución también estableció la alternancia en las listas. De esta manera, se considerará en forma intercalada una mujer y un hombre o viceversa en las postulaciones. Extrañamos también tener más opciones de listas encabezadas por mujeres; sin embargo, las agrupaciones que lograron mayor equidad en la participación en estas elecciones fueron APP, PPC y Frepap (según un análisis realizado por este Diario).
En tal sentido, en estas elecciones solo se avanzó un punto porcentual en comparación a las elecciones anteriores -solo un 40 % de candidatas han integrado las listas.
Hemos sido testigos que durante la campaña los temas que han concentrado mayor debate han sido la inseguridad, el enfoque de género en la educación, el aborto para casos de violación, etc. Planteamientos que solo subrayan la demanda ciudadana de igualdad de oportunidades para ambos géneros, de legislar a favor de las mujeres y evidencian que la meritocracia será un criterio que prime en las candidaturas en tanto logremos la paridad sin leyes de por medio.
Pero cerrar las brechas en la participación política de las mujeres no basta: hay que fomentar su participación, promover la inversión pública en mayor capacitación a las mujeres. Sigamos este ejemplo hacia una mayor paridad en las instituciones privadas, empresas, ONG, universidades y otras instituciones. Dada la compleja situación actual del Perú, no hay tiempo que perder.