Hace casi un año, el impacto del ciclón Yaku afectó a miles de personas en todo el país y trajo consigo dolor y muerte. En lo que va del 2024, intensas lluvias también van causando daños. Solo en Piura, durante las dos primeras semanas del año, se identificaron un centenar de damnificados y viviendas inhabitables. Experiencias que grafican la complejidad del problema que atravesamos como país ciertamente sobran.
Y, según la última encuesta de Datum para El Comercio, el 64% de peruanos reconoce que su familia no está preparada para actuar ante desastres naturales (es decir, terremoto, tsunami, huaicos o inundaciones) o ante un eventual fenómeno de El Niño. Solo el 34% a escala nacional afirmó que sí está preparado.
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Esta situación se concentra, sobre todo, en las regiones del centro, norte y Lima/Callao, con 67%, 66% y 65%, respectivamente. En el ámbito socioeconómico, encabeza la lista con un 68% el sector E; mientras que el sector D registra un 65%.
También se pone en evidencia que el 65% de peruanos no cuenta con un plan de evacuación familiar ante desastres; y que casi el 70% reconoce que ni siquiera ha implementado en su hogar una mochila de emergencia.
—Puntos de vista—
Especialistas consultados por El Comercio coincidieron en que, en base a su experiencia, la cifra lamentablemente podría llegar a ser aún más alarmante.
Mary Mollo, docente e investigadora de ESAN y vocera de gestión de riesgo de desastres y cambio climático, incidió en que las cifras “son un poco generosas” pero que, sin embargo, sí “dibujan de manera muy clara que estamos muy lejos de lo que deberíamos estar”.
Apuntó que “estar preparados no solamente es cómo reaccionar en el momento exacto de la adversidad, sino cómo me proveo de un conjunto de condiciones que reducen mi vulnerabilidad”.
“Los peruanos no estamos preparados porque no hemos entendido todavía en dónde es que vivimos. El Perú está ubicado en el cinturón del fuego en el Pacífico; geográficamente en una zona de alta vulnerabilidad a varios tipos de peligros. No solamente por la placa de Nazca, sino por la ubicación con corrientes marinas y el cambio climático”, resaltó.
Agregó que debería ser promovido a nivel educativo, tanto en la educación básica como en la superior. Y, a su juicio, hay una responsabilidad compartida como Estado, desde los alcaldes y gobernadores que son responsables de la gestión de riesgo de desastres en sus jurisdicciones y permitir que se siga generando vulnerabilidad, hasta los administradores de justicia, por no sancionarlo.
Juan Manuel Arribas, director ejecutivo del movimiento empresarial Hombro a Hombro, una iniciativa que promueve la preparación y primera respuesta ante los desastres, consideró que la ciudadanía solo está enfocada en el día a día; mas no hay una verdadera conciencia sobre lo que significa vivir en una zona altamente sísmica.
Arribas recordó la importancia de promover los cuatro pasos del plan familiar y resaltó que, cuando ocurre un desastre de gran magnitud, “es imposible que el Estado pueda atender a la población a todos por igual en el mismo momento”. Agregó que estar prevenidos “es la diferencia entre la vida y la muerte”.
“Desde antes, pensar qué pasa si esto se sale de control, a dónde corro, qué hago cómo me protejo. El pensarlo previamente es un avance exponencial en salvar vidas tuyas y la de tu familia. Es la diferencia entre la vida y la muerte. Y el momento de practicar este plan familiar son los simulacros”, señaló.
Plan familiar
En la vivienda
Definir en casa las zonas seguras, las peligrosas y los objetos que nos puedan caer encima. Definir un punto de encuentro familiar interno.
Punto de encuentro externo
Definir una ruta de seguridad y zona segura en el barrio donde podamos ubicarnos con la familia. También conversar previamente para que toda la familia conozca cuál sería el punto de encuentro.
El ‘combo’ de supervivencia
Está conformado por la mochila de emergencia y la caja de reserva. La primera es para las 24 horas iniciales, mientras que la segunda es para el segundo día en adelante.
El protocolo familiar
Establecer protocolos dentro de la familia para que cada uno sepa qué le corresponde hacer, ya sea dentro de la casa o estando en el colegio, trabajo o un centro comercial.